Una rusa y una bielorrusa lucharán por el título en el césped neerlandés
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Cuando un Grand Slam se acerca, las manos sudan y los nervios se activan. Reino Unido es sin duda el mejor de los anfitriones, su césped verde, pio y lacónico es sinónimo de buen tenis. Las lavanderías están abarrotadas de ropa blanca e inmaculada que esperan el momento idóneo para presentarse de nuevo en la catedral del tenis. Quizá el único pensamiento nihilista que ronda la mente de los aficionados en estos momentos de álgida expectación es el hecho de no poder ver a las estrellas de origen ruso y bielorruso en el tercer gran torneo del año.
La gira sobre hierba es corta y no cuenta aún con un torneo master 1000. Lo que sí tiene son dos torneos ATP 500 y cinco ATP 250 además de Wimbledon. En estos momentos se están jugando el BOSS Open y el Libema Open, ambos torneos muy importantes para los que tengas la aspiración de levantar el gran trofeo en Londres. Cada oportunidad de adaptarse a la superficie y de entrar en sintonía con los efectos que genera el césped sobre la bola se vuelven fundamentales dentro de esta cuenta regresiva, tan lacónicamente abrupta.
La sorpresa, no tan frívola, es el hecho de que en la final femenina del Libema Open se enfrentarán mañana la jugadora rusa Yekaterina Aleksandrova contra Aryna Sabalenka de origen bielorruso. Lo bizarro recae en que ninguna de estas jugadoras podrá participar en Wimbledon debido a la decisión del torneo de excluir a los jugadores de estas nacionalidades por el conflicto bélico que sostiene su país con Ucrania.
Sin embargo, es menester preguntarse, a tan solo unos días del gran evento y siendo cada torneo jugado en hierba tan importante para subir el nivel de los protagonistas, ¿estará Wimbledon a la altura? Incluso en el cuadro masculino en este mismo torneo Medvedev acaba de firmar su pase a la final.
Sabalenka llegó a la semifinal de Wimbledon en la pasada edición y solo queda recordar las palabras de la WTA para seguir recordando a Wimbledon que los problemas políticos de los países no representan a los jugadores.
“Los atletas individuales no deberían ser penalizados o privados de la competición por el lugar de donde provienen, o las decisiones de sus países. La decisión de concentrarse en ese tipo de discriminacion contra los atletas, como individuos, no está tampoco justificada de ningún modo”.
Por Juan Diego Forero Vélez
