En una edición de Roland Garros repleta de sorpresas, Alexander Bublik ha escrito este lunes una de las páginas más memorables de su carrera. El kazajo, conocido tanto por su talento desbordante como por su complicada relación con la tierra batida, avanzó a los cuartos de final del Grand Slam parisino tras derrotar a Jack Draper en un encuentro repleto de emoción.
Lejos del tono irónico que suele acompañar sus declaraciones, Bublik se mostró genuinamente emocionado por lo vivido en la pista: “Quizás este sea el primer año en el que no me he quejado por jugar en tierra batida, ya que no tengo demasiadas opciones, estaba perdiendo muchos puestos en el ranking. Supongo que esa es la clave, sí”, confesó, dejando entrever que la necesidad de resultados ha transformado su enfoque hacia una superficie que siempre ha rechazado abiertamente.
Sobre su actuación frente al británico, el kazajo no dudó en calificar el triunfo como un momento cumbre en su carrera: “No sé cuál fue la clave, sinceramente. Lo dejé todo ahí fuera. Tengo ciertas habilidades para jugar al tenis, y todas funcionaron maravillosamente. Es, al 100%, uno de los mejores días de mi vida y uno de los mejores partidos que haya jugado nunca. Así de simple”.
Con su característico desparpajo, Bublik también analizó el punto de inflexión del partido: “Hay un número de partidos que he jugado en mi vida, por ejemplo, el título de Halle que gané, el Roland Garros en dobles que no gané, y el partido de hoy, en el que he sentido que solamente tenía una oportunidad. Si me hubiese roto (Draper, en el último juego), 7-5 y 6-2 máximo para mí. Ni hubiese intentado luchar”.