Aviones, rutinas de entrenamiento, hostales… todo hace parte de la cotidianidad de un tenista, cuya vida deportiva -en mayor o menor medida- se desarrolla en medio de la soledad. Los altos costos que caracterizan al deporte blanco hacen brotar el instinto de supervivencia de los jugadores, que acuden a situaciones límite para costear de la mejor manera posible sus carreras.
Pero la situación se hace más llevadera cuando existe la compañía de un hermano, tal como le sucede a Arklon y a Conner Huertas del Pino, dos peruanos que comparten su amor por las raquetas desde que tienen memoria. Ingresaron a este mundo motivados por seguir los pasos de su hermano mayor, pero ahora que él no está, el lazo entre ambos se ha fortalecido aún más.
Arklon (izquierda) y Conner (derecha) se formaron tenísticamente en universidades de Estados Unidos
“Crecimos en una familia muy unida, pero desde que competimos en el circuito nos hemos compenetrado mucho más. Nuestro hermano mayor perdió la pasión por el tenis; se aburrió, se retiró y nosotros optamos por darnos una oportunidad porque fuimos competitivos en el circuito universitario“, explica Arklon, el mayor de los dos.
Con el paso del tiempo, esta pareja de peruanos ha consolidado un estilo de vida en el que comparten desde el desayuno hasta la distribución de las tareas requeridas para organizar sus viajes. No necesitan buscar algún jugador desconocido para entrenarse durante los torneos, se apoyan mutuamente haciendo las veces de coach cuando alguno de los dos entra a la cancha y están pendientes de su correcta alimentación.
¿Pero qué pasa cuando algo se interpone en su cotidianidad? “El año pasado, Conner estuvo lesionado un par de meses y para mí fue muy duro porque tienes que hacer todo solo, no tienes con quién entrenar, por ejemplo”, sostiene Arklon. “Es mucho mejor viajar acompañados, prefiero mil veces viajar con mi hermano. Nos acompañamos mutuamente“, agrega Conner, mostrando la sintonía que existe entre ambos.
Por supuesto, como cualquier pareja de hermanos, tienen conflictos típicos del día a día. “Nunca nos ponemos de acuerdo en la discusión sobre cuál de los dos hace más… yo siempre pienso que hago más y Conner piensa que es el que más hace cosas para los dos”, comenta Arklon entre risas, refiriéndose a una rutina que va desde reservar los tiquetes de avión hasta apagar la luz de la habitación cuando van a dormir.
Uno -Arklon- disfruta de salir con sus amigos y de estar en la playa, mientras que el otro -Conner- prefiere pasar sus ratos libres viendo series en casa. Es una forma de abstraerse de la rutina, esa misma que les impide, en muchas ocasiones, conocer los países a los que viajan. “A veces nos gustaría disfrutar de los lugares a los que vamos. En marzo pasamos alrededor de un mes en Turquía y no conocimos casi nada; íbamos del hostal al club y viceversa”.
Aunque actualmente reciben apoyo de la Federación Deportiva Peruana de Tenis (FDPT), la falta de sponsors privados los obliga a hospedarse en lugares que no presentan las condiciones ideales para un deportista. “Muchas veces no tenemos las comodidades que si pueden aprovechar otros jugadores. Las opciones de alimentación son muy limitadas, nos las hemos tenido que arreglar para cubrir goteras en las noches, cuando deberíamos estar descansando; las camas se encuentran en mal estado (…) pero sabemos que es la realidad de la mayoría de jugadores en el mundo“, relata Conner.
El momento más especial que han compartido los Huertas del Pino tuvo lugar en Trujillo (Perú) durante la última semana de septiembre en 2018. En aquella ocasión se quedaron con el título en la modalidad de dobles y estuvieron a una victoria -de Conner- de medirse entre sí por primera vez en un partido oficial. “Hubiese sido una semana perfecta si los dos nos encontrábamos en la final, pero de todas maneras fue inolvidable”, recuerda Arklon, que disputó la final en sencillos.
¿Qué virtud le gustaría tener a Conner de su hermano y viceversa? “Yo le ‘robaría’ la derecha a mi hermano. Cada vez que comienza a jugar con ese golpe manda en el punto”, mientras que Arklon considera que su juego sería más efectivo si contara con un saque como el de su hermano menor.
Los dos crecieron viendo a Luis Horna y al ‘Chino’ Iván Miranda, dos de los jugadores más destacados en la historia del tenis peruano. Incluso, el ‘Chino’ -ex 104° del escalafón ATP- fue su entrenador durante cinco años y les permitió crecer a tal punto que hoy se ilusionan con incursionar en el grupo de los 100 mejores a nivel mundial. Además, hace un tiempo tuvieron la oportunidad de representar a su país por Copa Davis. “Fue un sueño cumplido”, coinciden.
Otro de los aspectos que comparten es su idolatría por Roger Federer. Para ambos, el suizo está por encima del resto, pero saben que es “único en su especie”, así que miran a jugadores como Dominic Thiem y Karen Khachanov para mejorar.
El papel de los Huertas del Pino en el ITF de Bucaramanga fue más que aceptable; Conner llegó hasta cuartos de final y Arklon fue semifinalista. Su estadía en la ‘Ciudad Bonita’ de Colombia tuvo como base uno de los hostales más cercanos -y económicos- al Club Campestre, puesto que deben ahorrar para no pasar necesidades durante las tres semanas que estarán preparándose en Argentina, antes de viajar a México y para luego dirigirse a Europa.
Allá, en el sur del contiente, Arklon y Conner emprenderán una nueva aventura con la ilusión de seguir construyendo sus carreras deportivas y con la tranquilidad de tener a su lado un hermano, un amigo y un colega como sostén para lo que venga.
[author image=”https://pbs.twimg.com/profile_images/742066367357161472/-CXpz_zc_400x400.jpg” ]Marcelo Becerra Concha (Twitter: @Marcelob11) Bogotá. 24 años. Comunicador Social y Periodista. [/author]
