Al iniciar un proceso de solicitud de beca con cualquier universidad -y especialmente al concretarse dicha beca- empieza a regir un contrato en el que la institución se compromete a brindarle al estudiante las herramientas y los espacios necesarios para su desarrollo educativo. Esto es claro, ya que es el objetivo final. Sin embargo, no existe mucha claridad respecto a la responsabilidad de la otra parte en ese contrato.
Es bastante común que los estudiantes que ya han completado los requisitos para estudiar en determinada universidad -y que ya están ad portas de iniciar su carrera-, soliciten su transferencia de una institución a otra. Lo anterior se debe -en la mayoría de los casos- a la falta de adaptación del estudiante a la ciudad en la que se encuentra, al clima o al nivel deportivo, entre otros. Pero deben existir razones de verdadero peso para que una solicitud de este tipo sea aprobada, ya que el sistema educativo de Estados Unidos maneja este aspecto con mucho rigor.
Incluso exige una serie de requisitos para aquellos que decidan buscar un nuevo rumbo. Así lo explica Daniel Carvajal, gerente de Becas Americanas. «Para hacer el traslado deben haber completado una cantidad mínima de créditos (mínimo 15), haber cursado un número determinado de clases y contar un promedio de inglés cuyo rango es el que define si es posible hacer el cambio de universidad al primer o al segundo año».
Además, desde este año, la NCAA y la NAIA -instituciones que rigen el deporte universitario en Estados Unidos y el resto de Norteamérica- han cambiado sus normas pensando en mejorar la calidad. Ahora, los deportistas que pretendan competir en la máxima categoría del ámbito universitario (División 1) deberán sostener un promedio de 2.3 sobre 4. A diferencia del pasado, el promedio del colegio ya no tendrá relevancia en el currículum de un competidor.
También es frecuente conocer casos de estudiantes que inician la gestión de búsqueda de una nueva universidad sin consultarlo con aquellos a quienes les compete conocer la decisión. Contactan entrenadores de otras instituciones pensando en agilizar el proceso de cambio, pero resultan perjudicados, a tal punto que su beca puede ser cancelada por violar el contrato previamente mencionado. En este caso, los entrenadores tiene la potestad de decidir qué hacer en cada caso.
De acuerdo con la experiencia de Carvajal, «lo ideal es que los muchachos se gradúen en la misma universidad en la que iniciaron su carrera. Si solicitan una traslado debe ser por razones de fuerza mayor: algún conflicto específico; la decisión de cambiar una carrera y que la universidad en la que están no ofrezca ese mismo programa; o si su nivel deportivo exige un equipo universitario de mayor nivel», explica.
Trasladarse de una universidad a otra es posible, siempre y cuando la solicitud de haga cumpliendo las directrices y el estudiante cumpla con los requisitos exigidos en este caso.
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