Una vez más, con uno de ellos en el cuadro. Ni siquiera en un ATP 250 el español David Ferrer logra alejarse del Big Four. Y para colmo, a pesar de ser uno de los que más ha vencido de los cuatro, es el que mayor eclipse le genera. Su compatriota Rafael Nadal pidió una invitación a último momento y lo acompañará en Buenos Aires.
«Me da lo mismo ser el máximo preclasificado o salir como segundo favorito», soltó Ferrer en conferencia de prensa, quitándole importancia a la presencia del ex número uno, con quien compartió una larga sesión de entrenamientos este lunes. Tranquilidad, naturalidad y buena predisposición desde su lado para abordar el tema.
Pero no es lo mismo. Incluso antes de ver acción los contrastes se hacen notorios. Tal vez por cuestiones del destino. Jo-Wilfried Tsonga tuvo su primer contacto con la prensa el domingo; John Isner lo tendrá el martes. ¿Ferrer? El lunes, apenas 15 minutos después de Nadal. Y curiosamente, también luciendo una remera amarilla. Una verdadera sombra.
Ferrer se mantiene dentro del Top 10 desde 2010 y llegó a tocar el N°3 del mundo hace tres temporadas, pero tiene en claro las distancias con el grupo de elite. «Al Big Four lo marcan los resultados», se separó rápidamente del tema con un récord de 17-69 ante este grupo de jugadores. «[Stan] Wawrinka y [Juan Martín] Del Potro han logrado mezclarse, pero no pudieron mantener la regularidad», agregó. Con modestia, él no se suma.
A los 33 años, justamente, al español lo que le sobra es regularidad y permanencia. En la temporada pasada ganó cinco de sus 26 títulos, su segundo mejor registro tras las siete coronas de 2012, donde tal vez tuvo su pico de carrera con su único Masters 1000 (en París) y la única final de Grand Slam, en Roland Garros, en 2013.
Sin lugar a dudas, el año pasado fue uno de los mejores de mi carrera. No solo en lo profesional, sino a nivel personal con mi equipo. La vida a veces te sorprende y te da segundas o terceras oportunidades», apostilló el español, quien en 2014 cortó un vínculo de 15 años con el entrenador Javier Piles.
El gran dominio del Big Four, sin dudas, le jugó en contra a Ferrer en las dos escalas más altas del circuito, en el que también supo disputar otras seis finales de Masters 1000 y estuvo en una definición en las Finales ATP. Más festejos en este rango, una cuota pendiente en su carrera.
«Recuerdo que [Roger] Federer en el 2004 era imparable. Lo mismo que [Novak] Djokovic y Nadal en los años posteriores. No se les podía ganar un punto; había un momento que daban palizas», remarcó el actual N°6 del mundo. «Los tres han marcado etapas por grandísimo nivel; ahora es el momento Djokovic, que lo está alargando un poco más. Esperemos que baje un poco el nivel», agregó el ibérico, quien nunca pudo dejar en el camino al título a un jugador del Big Four.
Fiel a su estilo dentro de la cancha, Ferrer no baja los brazos en el circuito y se encuentra listo para seguir dando pelea. Sigo teniendo mucha ilusión y motivación. Es por el hecho que sigo jugando al tenis. El día que pierda esa ilusión, esa motivación, me iré a casa , explicó Ferrer, tres veces campeón en Buenos Aires, donde ganó los últimos 15 partidos que jugó. Claro, esta vez estará presente Nadal, una de sus sombras en el circuito.
Redacción ESPN Deportes (Leonardo Ayala)
