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El calvario de las pruebas anti dopaje en la vida de Alizé Cornet

por Andrés Peraza
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Una vez más, el movimiento Behind The Racquet se ha convertido en el espacio ideal para que los protagonistas del planeta tenis revelen sus temores más grandes e íntimos. En esta ocasión se trata de Alizé Cornet, quien decidió relatar la época más angustiante de su vida; la francesa asegura que entre 2017 y 2018 atravesó una difícil situación en la que su credibilidad ante la ITF estuvo en duda por situaciones fortuitas.

A continuación, repasamos el relato en primera persona de la jugadora de 29 años:

«En 2018 recibí mi último ‘no presentado’ con el Programa de Anti-dopaje, que significaría el inicio de los peores seis meses de mi vida. No sabía si podría continuar mi carrera. El primer ‘no presentado’ fue en noviembre de 2016. Recuerdo tener un vuelo temprano en el que debía llegar al aeropuerto a las 6:30 am y olvidé cambiar la cita con el encargado del control anti dopaje. Vinieron a mi casa cuando yo ya estaba de camino al aeropuerto. Luego les pregunté si podía regresar y volver a casa pero me dijeron que era demasiado tarde y que ya no valía. Era consciente de que eso significaba que tenía mi primer ‘no presentado’

Pasó exactamente lo mismo con el segundo ‘no presentado‘ en julio de 2017. Tenía otro vuelo temprano hacia los Estados Unidos y debía estar en el aeropuerto entre las 6:00 y 6:30 am, y de nuevo olvidé cambiar la citación. Me llamaron mientras estaba yo en el aeropuerto y no lo podía creer. Les pregunté si podían ir al aeropuerto y que me hiciera el control allí pero por supuesto ellos no querían desplazarse. Intenté explicar la situación a la ITF, que no eran malas intenciones por mi parte si no mala suerte por olvidarme de cambiar la hora. Les envié mis billetes de avión probando que en realidad estaba por tomar un vuelo. Probé varias veces esto pero me querían escuchar. Por lo que recibí mi segundo ‘no presentado’.

A partir de ahí tuve un constante miedo por recibir el tercero. Sentía un peso sobre mis hombros, como si pudieran aparecer en cualquier momento y colocarme el tercer ‘no presentado’, que supondría el final posiblemente. Tan mala era la situación que hasta mi madre había tenido pesadillas con que llamaran a mitad de la noche al timbre. Fue traumático para toda la familia, no solo para mí.

En octubre recibí una notificación de la ITF anunciándome que tenía un tercer ‘no presentado’. Recuerdo estar leyendo una notificación y no entender una sola palabra de lo que me estaban contando. Me sentía en shock porque había hecho todo lo posible por asegurarme de que esto no ocurriera. Estaba en casa cada vez que pensaba que podían venir y así no cometer errores. El correo electrónico no sé de donde y no tenía la más mínima idea de cómo era posible que hubiera recibido un tercer ‘no presentado’. Se me caía el mundo a los pies. Recuerdo llamar a mi hermano y decirle, ‘no sé lo que ha pasado, te prometo que hice todo bien’. Mi hermano me dijo que no entrara en pánico y que recurriríamos con un abogado y todo saldría bien porque yo no había hecho nada incorrecto.

Empecé a suponer que la ITF no confiaba en mi y que no quería escuchar mi historia. Recibí un mensaje de que esta situación iría a los tribunales, seis meses más tarde, para el mes de mayo. Pero mientras la fecha llegaba, yo tenía que seguir jugando con la idea de que todo podría acabarse para mí el 1° de mayo. Ellos tenían el derecho de quitarme todos mis puntos y mi prize money durante estos seis meses si me encontraban culpable, además suspenderme durante dos años. Me puse a llorar por la noche en mi cama pensando en que estaba haciendo todo esto para nada. Sentí que mis compañeros de profesión me notaban en los ojos la preocupación sin saber realmente lo que pasaba.

Ya que mucha gente no conoce bien lo relacionado con el Programa Anti-dopaje, hay mucha confusión sobre esto. Fueron los peores momentos de mi vida. Intenté dar lo mejor de mí en la pista para que me distrajera y mantener mi vida lo más normal posible. Recuerdo que justo antes del Australian Open, recibí una notificación de la ITF recordándome que se podían llevar mi dinero ganado en el torneo y mis puntos, haciendo que siguiera en mi cabeza la idea de estar haciendo todo esto para nada. A pesar de ello yo estaba jugando bastante bien. Utilicé este tiempo como una oportunidad para demostrar que no tenía miedo porque la verdad estaba de mi parte. No tenía nada que esconder.

Finalmente descubrí cómo había recibido mi tercer ‘no presentado’. El encargado del control dijo que ellos llegaron a mi casa, llamaron al timbre y nadie respondió. Se volvieron al coche, esperando en frente de la casa y después se marcharon. Yo no tenía ni idea de todo esto. No escuché el timbre sonar, no tenía llamadas perdidas en mi móvil, nada. La ITF continuaba haciendo oídos sordos mientras decían que teníamos toda la información de lo que había ocurrido. Daba igual las pruebas que les presentaras. Esta era realmente mi primera interacción con ellos. No sabía cómo trabajaban, ahora ya sí. Se supone que están ahí para ayudar a los jugadores pero parece que la idea se pierde. Entiendo que puede ser complicado pero deben hacer mejor las cosas y darse cuenta de que no siempre el jugador comete un error, el encargado también es humano. Era imposible hablar con la ITF cuando la mayor parte del tiempo te envían correos automáticos. La ITF debería encontrar un mejor balance entre ser dura en la lucha anti dopaje y mostrar asimismo un aspecto humano y ser comprensiva con los jugadores.

Me sentía constantemente con ansiedad y malhumorada. Yo era de esas que nunca tomaba un paracetamol aunque me doliera la cabeza y, en cambio, estaba enfrentándome a la posibilidad de ser sancionada por dopaje. Tuve una nueva perspectiva porque yo vivía el día a día sin plantearme el futuro. No podía pensar más allá del 1° de mayo. Lo más irónico fue cómo de bien empecé a jugar teniendo en cuenta mi situación tan nefasta a nivel mental. Recuerdo recibir las noticias de mi abogado diciéndome que estaba absuelta. Fue uno de los mejores días de mi vida. Mi familia y yo volvimos por fin a la normalidad. Ellos habían escuchado al fin mi historia, me creyeron y me encontraron inocente. Me sentí tan aliviada durante el siguiente mes que jugué como si tuviera una nueva vida. Volví a la normalidad unos meses después. Todos los viejos hábitos volvieron, enfadándome de nuevo en la pista, peleándome con problemas de lesiones y demás. Me llevó hasta 2019 superar realmente todo esto. Ya estoy más relajada, centrada en mi carrera y comprendiendo que las cosas, si hubieran ido de una forma distinta, hubieran supuesto mi final».

[author image=»https://pbs.twimg.com/profile_images/1122365846247096320/gFoXr9nB_400x400.jpg» ]Marcelo Becerra Concha (@Marcelob11) Disfruto conociendo el mundo del deporte desde adentro. Bogotá.[/author]

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