Repasamos la histórica consagración del helvético, que hace diez cortó una racha de cuatro finales perdidas en la capital francesa.
Valiente es aquel que aunque haya caído derrotado, se atreve a buscar revancha. Y si de valentía se trata, la historia de Roger Federer en Roland Garros es un ejemplo digno de mostrar.
Habían pasado cuatro años. Cuatro intentos fallidos. Cuatro derrotas a manos de su rival de toda la vida. Las ediciones de 2005, 2006, 2007 y 2008 tuvieron a los mismos protagonistas y el mismo resultado: Rafael Nadal levantando el ‘Trofeo de los Mosqueteros’ mientras el suizo masticaba rabia.
Pero nada es para siempre. Ni las 31 victorias consecutivas del Rey de la arcilla en París, ni la mala racha de Roger en las finales del major francés.
Robin Soderling llegaba a la cita de aquel 7 de junio inflado de confianza, luego de haberse convertido en el primer jugador capaz de ganarle un partido a Nadal en la Philippe Chatrier. Sin embargo, Federer no podía dejar escapar semejante oportunidad, y en una muestra de resiliencia -tras innumerables frustraciones-, se impuso 6-1, 7-6(3), 6-4 y por fin cerró el círculo de títulos en torneos de Grand Slam.
«Es un momento mágico», confesó el nacido en Basilea, luego de recibir el trofeo de manos de Andre Agassi, quien hasta ese momento había sido el último capaz de coronarse en los cuatro majors, justamente en París, pero en 1999. Ese sería el 59° entorchado de Federer, que hoy registra 101 en su carrera.
Recordamos un homenaje que le hizo Roland Garros al suizo en 2016, a propósito de este logro:
[author image=»https://pbs.twimg.com/profile_images/1122365846247096320/gFoXr9nB_400x400.jpg» ]Marcelo Becerra Concha (@Marcelob11) Disfruto conociendo el mundo del deporte desde adentro. Bogotá.[/author]
