Ya pasaron 28 años desde aquella fatídica tarde de abril que le dio un rumbo inesperado a la carrera y la vida de la ex tenista yugoslava.
Faltaban pocos minutos para que el reloj marcara las 7:00 pm en Hamburgo. Mónica Seles se encontraba disputando su paso a las semifinales del torneo alemán ante la búlgara Magdalena Maleev, y a pocas semanas de viajar a París para defender su corona en Roland Garros, parecía que se encaminaba a una nueva victoria. Sin embargo, lo que debía ser un partido más para la entonces Nº1 del mundo, se convirtió en un antes y un después para su vida.
«Durante el descanso, tras un juego, demoré hasta el final porque no había bebido nada de agua y de pronto sentí un dolor horrible en mi espalda. Me giré buscando de dónde venía el dolor y vi a un hombre detrás mío levantando un cuchillo», recordó la propia Seles, quien después de haber sido atacada, se puso de pie y enseguida se desvaneció sobre la cancha, mientras los agentes de seguridad capturaban a Günter Parche, su agresor.
Al comienzo se pensó que los motivos del ciudadano alemán obedecían a cuestiones políticas, puesto que la entonces campeona de 8 Grand Slams había recibido amenazas en plena guerra de Yugoslavia, debido a su origen balcánico. Pero lejos de ello, Parche atacó a Seles con un cuchillo casero con la única intención de sacarla de la competencia para que su compatriota Steffi Graf retornara a la cúspide del escalafón femenino.
Para fortuna de Seles, el arma blanca no afectó ningún tendón y tampoco órganos vitales. «Mónica ha tenido mucha suerte. Ni el pulmón ni el omóplato han sido dañados. Sólo ha resultado herido un músculo. Ella todavía está en shock y permanecerá en observación», informó el médico encargado de atenderla.
Pero el propósito de Parche se había cumplido. En principio, la herida tardaría dos semanas en cicatrizar, por lo que la jugadora de 19 años debía estar en reposo entre uno y tres meses; sin embargo, su inactividad se estiró por dos años y cuatro meses, hasta agosto de 1995.
Recuperada físicamente, a la serbia le costó superar lo ocurrido aquel fatídico viernes. «El recuerdo todavía no la deja conciliar el sueño. Nosotros hemos decidido entrenarnos cada vez más duro todos los días, pero el hecho vuelve a su mente y ella acusa un nuevo retroceso que nos obliga a empezar de nuevo», expresó Karolj Seles, explicando la situación de su hija por aquel entonces.
«Había crecido en una cancha de tenis. Allí era donde más segura me sentía; pero ese día en Hamburgo me arrebataron todo: mi inocencia, mi ranking, mis ingresos y el apoyo en general«, relató Seles en una entrevista para The Guardian, en 2009.
La prodigiosa tenista zurda comenzó a sufrir ataques de ansiedad y depresión, al mismo tiempo que su peso corporal aumentó alrededor de 15 kg. «La comida era mi única terapia», confesó alguna vez.
Sumado al trauma provocado por la puñalada, Seles también recibió una bofetada por parte de sus colegas, pues ninguna, a excepción de la argentina Gabriela Sabatini, votó a favor de que se congelara su ranking mientras se recuperaba del ataque. «Me apuñalaron en una cancha de tenis, me dañaron el alma. Eso cambió mi carrera de forma irreversible. Una fracción de segundo me convirtió en otro ser humano«
Mónica Seles volvería a competir, levantaría 21 trofeos más tras aquel 30 de abril, pero nunca sería la misma. Su esencia había desaparecido por culpa de un fanático del que se dice que experimentaba impulsos suicidas cada vez que su amada Steffi Graf perdía un partido. Ganó el Australian Open en 1996 y disputó otras tres finales de Grand Slam, pero jamás pudo retornar a la cima del circuito WTA.
Su tenis pasará a la historia; sin embargo, será recordada por haber sido víctima de uno de los hechos más lamentables en los libros del deporte blanco. Y siempre quedará la duda sobre si habría podido superar a Margaret Court (24) como la tenista con más trofeos de Grand Slam.
[author image=»https://pbs.twimg.com/profile_images/1122365846247096320/gFoXr9nB_400x400.jpg» ]Marcelo Becerra Concha (@Marcelob11) Disfruto conociendo el mundo del deporte desde adentro. Bogotá.[/author]