El doblista brasileño fue intervenido quirúrgicamente cuando llegó a la capital japonesa
Mientras muchos tenistas le hicieron el feo a los Juegos Olímpicos Tokio 2020, otros fueron de la partida con la firme intención de aspirar a una de las medallas en disputa. Tal vez el torneo de dobles masculino era donde las raquetas suramericanas más chances tenían de lograr una presea, por intermedio de los colombianos Juan Sebastián Cabal y Robert Farah, y, los brasileños Marcelo Melo y Bruno Soares; lamentablemente, este último no fue de la partida por una apendicitis. En un escrito publicado por el periódico Veja Abril el auriverde descargó toda su frustración por lo ocurrido.
Soy tenista profesional desde hace 21 años y uno de mis mayores sueños como deportista era ganar una medalla olímpica. Este año estuve muy cerca, pero la mala suerte me dejó fuera de la competición. Todo empezó de camino a Tokio. Estaba en el aeropuerto cuando empecé a sentir algunas molestias en el abdomen, pero las descarté como nada importante. Nada más subir al avión, llegó el gran trauma: un enorme dolor empezó a apoderarse de mi cuerpo. La sensación era tan fuerte que parecía que me estaban apuñalando. Ya estoy vacunado y he tenido Covid-19, así que supuse que no tenía nada que ver, pero sufrí en silencio por miedo a crear un revuelo. Tras cinco horas de vuelo, no pude aguantar más y empecé a trasbocar. El hecho de estar a más de 3.000 metros de suelo firme me angustió aún más, ya que no tenía a dónde correr.
Cuando llegué a Tokio recibí atención médica y me informaron del diagnóstico: era una apendicitis que me apartaría de los Juegos. Comenté las posibilidades con la comisión técnica y decidí esperar a ver cómo se despertaba mi cuerpo, pero pronto me di cuenta de que no había forma de continuar. Mi apéndice estaba inflamado y sólo empeoraría con el tiempo. Sabía que los juegos habían terminado para mí, así que decidí centrarme en mi salud. Me sometí a una operación de 30 minutos y pasé otros ocho días en suelo japonés para recuperarme completamente. En cuanto recibí el alta del hospital y llegué a la Villa Olímpica, mi salud empezó a notarse: el sueño olímpico había terminado.
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Cuando volví a mi casa en Brasil necesité mucho tiempo a solas para reflexionar sobre todo lo que había pasado y recuperarme. Aunque estaba muy agradecido por estar sano, me frustró la gran desgracia de que me diagnosticaran apendicitis justo en la semana más importante del mundo del deporte. Me había preparado mucho para Tokio y estaba en el mejor momento de mi carrera, lo que hizo que fuera aún más decepcionante. Actualmente soy el campeón del US Open, uno de los mayores torneos de tenis del Grand Slam. Mi compañero de dobles, Marcelo, y yo nos hemos topado con el larguero en las dos últimas Olimpiadas, pero sentíamos que ésta era nuestra gran oportunidad de llevarnos una medalla a casa. Por desgracia, no pude luchar por ella en la cancha, pero siento que he librado mi propia batalla en el exterior.
Ahora me centro en el futuro y el paso inmediato es la recuperación. Dentro de cuatro semanas ya jugaré el próximo Grand Slam y pienso luchar por retener mi título. En el deporte, cada año que pasa marca la diferencia en el rendimiento físico, así que aún no sé si tendré la oportunidad de competir en otra Olimpiada. Pero no hay duda de que quiero hacerlo. Me apasiona lo que hago y seguiré jugando mientras la llama de mi interior siga encendida.
[author image=»https://pbs.twimg.com/profile_images/532902040893022209/gonhrGnQ.jpeg» ]Francisco Vargas: Twitter @VargasPacho. Periodista especializado en tenis con una experiencia de 8 años en los diferentes circuitos de la ATP y WTA. Voice Over en eventos internacionales. [/author]
