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El decorado cambia, pero no la esencia del torneo: el ATP Masters 1000 de París, que se jugará desde mañana 27 de octubre y que este año se muda a un recinto más amplio, se presenta como de costumbre como el juez para otorgar los últimos boletos a las ATP Finals de final de temporada.
La gran novedad este año es la mudanza desde el pabellón de Bercy, a orillas del Sena, hasta La Defense Arena, en la periferia noroeste de la ciudad, donde estará establecido al menos los diez próximos años.
Según el director del torneo, Cedric Pioline, los jugadores están “visiblemente satisfechos” con “la nueva casa”. “Estaremos a la escucha por si hay que corregir pequeñas cosas” según las peticiones de los tenistas, aseguró Pioline, que en su día llegó a ser número 5 del mundo.
Este traslado se ha realizado en el marco de la presión de otros Masters 1000 competidores, en un momento en el que la situación se ha tensado en el calendario por el anuncio el jueves de que desde 2028 habrá un Masters 1000 en Arabia Saudita.
¿Un nuevo Alcaraz–Sinner?
En el aspecto puramente deportivo, el torneo indoor parisino otorgará los últimos cuatro boletos en juego para las ATP Finals de final de curso.
Son cuatro los jugadores que ya tienen asegurada su presencia en Turín: el español Carlos Alcaraz, el italiano Jannik Sinner, el alemán Alexander Zverev y el serbio Novak Djokovic. Djokovic es de entrada el gran ausente de este Masters 1000 de París.
Siete veces ganador del torneo, Djokovic fue declarado baja el martes y después le siguieron otras bajas como las del checo Jakub Mensik (19º), el estadounidense Tommy Paul (20º del mundo) o la del griego Stefanos Tsitsipas (25º).
“En el tenis hay un principio y un final y él está muy cerca del final. Espero que podamos verle al menos una vez más” en París, deseó Pioline sobre Djokovic.
Todas las miradas se dirigen ahora a un eventual nuevo pulso, Alcaraz–Sinner, los dos primeros del ranking ATP, en la final. Ambos se han disputado el título en los cinco últimos torneos en los que ambos participaron, estableciendo un choque que se está confirmando como un nuevo clásico de nuestro deporte.
“No estaríamos en contra de ver al menos a uno de los dos en la final”, sonríe al respecto Pioline. Con permiso de Zverev, el tercero en discordia y que es además el defensor del título en este Masters 1000.


