La historia de una fanática de Roger Federer que tuvo de cerca a su ídolo
La fiesta que se vivió anoche, en ciudad de México, con la visita de Roger Federer, revivió aún más el sin sabor de miles de colombianos, que se quedaron con los crespos hechos, por no haber disfrutado, en vivo y en directo, al máximo ídolo del tenis de todos los tiempos.
Sin embargo, dentro de los miles de historias que se tejieron en la Capital, con la fallida exhibición del maestro suizo, hubo una que terminó en Final Feliz. Fue el caso de Alejandra Romero, una joven habitante del municipio de La Ceja, en el Oriente Antioqueño, y que el sueño de ver a su máximo ídolo, se convirtió en realidad.
Sus compromisos académicos, se le habían convertido en un obstáculo para viajar a la capital. Paradójicamente, los problemas de orden público que sacuden al País, fueron su mejor aliado para emprender la misión Roger Federer. “No se si desafortunada o afortunadamente, el viernes 15 de noviembre la Universidad entró a paro, y no lo pensé dos veces para organizar el desplazamiento a Bogotá”, manifestó la estudiante de ingeniería biológica, de la Universidad Nacional, sede Medellín.
El domingo, cinco días antes de la Exhibición, Aleja compró la boleta. “Como las entradas más económicas estaban agotadas, alcancé a comprar Platino, que me costó $ 1.185.000, incluido el código de descuento y seguro”. Partió del Aeropuerto José María Córdoba de Rionegro, el pasado viernes, en el vuelo de las 6:00 a.m., en compañía de su padre, quien, pese a que no iba a ingresar al Movistar Arena, estaba preocupado por la situación de seguridad que aquejaba a la Capital. “Nos fuimos directo a la sede del partido, y compré entrada para el Conversatorio con Roger, que me costó $ 115.000”.
Una vez terminó la Charla, Alejandra le sugirió a su padre buscar el hotel donde se alojaban Federer y Zverev, a ver si lograba un contacto más directo con ellos. “Nos habían dicho que, en Argentina, Roger había salido a tomarse fotos con los aficionados; sólo sabíamos que el hotel estaba cerca al Parque la 93, pero no teníamos más indicios”. Unos venezolanos, que lucían gorras del 20 veces ganador de Grand Slam, fueron sus salvadores. “Ellos nos guiaron hasta el lugar, y adentro, los encargados de seguridad nos informaron que, si estábamos en orden y calma, Roger venía a saludarnos”.
Después de cuatro horas de espera, apareció el jefe de logística con un mensaje contundente: “Míster Federer quiere bajar a saludarlos, tomarse fotos y firmar autógrafos, pero deben estar muy calmados y en orden, de lo contrario, se montará en el carro y partirá”.
Pasaron unos minutos para que Federer descendiera por las escaleras. El corazón de Alejandra comenzó a latir más rápido de lo normal, y su cuerpo a sudar. Los atendió uno por uno. “Él es exageradamente amable y paciente, a todos nos saludó y se tomó fotos con una sonrisa”, manifestó Aleja, a su llegada a Medellín, con el mayor trofeo de su vida.
A Alejandra y su familia, poco le importó la cancelación del juego, ni los kilómetros a pie que debieron recorrer hacia el Aeropuerto El Dorado, para emprender su viaje de regreso a territorio antioqueño. Ella es una de las pocas privilegiadas que se fotografió con Roger, imagen que llevará hasta la eternidad.
[author image=»https://pbs.twimg.com/profile_images/1509741374/Copia_de_Para_Twetter_400x400.JPG» ]Daniel Hernández: @_danielhern . Periodista deportivo, especializado en tenis de campo y otras disciplinas deportivas. Egresado de la UPB con experiencia en prensa, radio y television . [/author]