44
Por: Pablo de Narváez @Pablodenarvaez7
Especial para El Deportivo (publicado el jueves 11 de septiembre)
Segunda entrega del informe sobre el panorama actual del tenis colombiano. Patrocinadores, apoyo del gobierno y métodos de enseñanza, aspectos claves en el desarrollo de las raquetas cafeteras
El tenis, también es un buen negocio
La batuta
«Aunque no tenga la misma plata, lo que la Federación debe trabajar para copiar es la estructura y la visión de Colsanitas como empresa de tenis», dice la exjugadora bogotana Karen Castiblanco, directora de Tenis Femenino de la Federación Colombiana de Tenis (Fedecoltenis), entidad que debe marcar el norte y asegurar el desarrollo integral del tenis en el plano nacional y que recibe entre 100 y 200 millones de pesos anuales de Coldeportes a través de Comité Olímpico Colombiano, recursos que deben ser destinados a inversión. Desde la llegada de Andrés Botero a la dirección de Coldeportes, en la administración del Gabriel Sánchez Sierra, que preside la federación desde 2004, aumentó su asignación presupuestal. En 2010 recibía cerca de 70 millones de pesos, igual que la Federación Colombiana de Tejo.
Además de avalar certámenes y mantener actualizados los distintos rankings, cuadros y sistemas de clasificación computarizados, la organización y regulación de la competencia interna es uno los frentes más poderosos de la Federación para promover el desarrollo del tenis base. El Circuito Nacional Juvenil se realiza anualmente de la mano de las 18 ligas afiliadas y está compuesto por más de 230 torneos al año y 2.700 jugadores participando en las categorías 12, 14, 16 y 18 años. En 2003 había 1.100 jugadores federados. Contando ambas ramas, en 1993 se desarrollaron 40 torneos juveniles, cinco por categoría.
Este año el calendario profesional masculino tiene programados 14 torneos de carácter internacional: 9 Itf Futuros, 4 Itf Challengers y el ATP 250. Por su parte, el de mujeres 7: 2 Challengers, 4 Futuros y el WTA de 250.000 dólares. Y 13 Torneos Futuros, certámenes promovidos por la Federación Internacional de Tenis (Itf, siglas en inglés) pero puntuables para el ranking profesional (ATP/ WTA), huerta para que los jugadores con aspiraciones empiecen a sumar sin tener que salir del país.
Las dos vías
Otro de los frentes, es el programa Compensar- Federación, que trabaja con jugadores adolescentes que inician su etapa de transición. Entrenan en las canchas rápidas de la Caja de Compensación Familiar. Y otro, el Programa Advance, una alianza con este club deportivo con sede en Cali, Valle del Cauca, que apoya a jugadores próximos a cumplir 18 años, que les sirve de plataforma para obtener la beca universitaria en Estados Unidos con alianzas con empresa como Match Point y AMG Sports.
Aunque para algunos la primera opción debe pensar en ser deportista, acelerando la carrera deportiva a los 17, 18, 19 años, la beca es la otra vía, una opción latente y de gran valor para muchas familias que no tiene la disponibilidad económica y para que los muchachos realicen ambas actividades con intensidad y cultiven otra área del conocimiento. “Kei Nishikori lo primero y lo único que aprendió a decir durante sus primeros meses en Estados Unidos fue: “´Número uno del mundo, Número uno del mundo’”, cuenta Gabe Jaramillo, entrenador colombiano y formador del japonés, fundador de la Academia Nick Bollitieri y actual director de la Academia Club Med en Estados Unidos.
También es cierto que hoy los tiempos del tenis profesional masculino lo permiten. El promedio de edad del top 100 es 27 años. Y hay ejemplos fehacientes de colombianos que se destacaron en la cancha luego de recorrer las aulas. El último de los colombianos que tomó esta decisión fue Juan Manuel Benítez, quizás el tenista que pintaba con mayor proyección. Se suma a Diego Pedraza, Juan Sebastián Mariño, Alejandro Gómez, Melissa Bolívar, Andrés Torres, Alejo Valencia, Juan Bermúdez, Daniel Cárdenas, Sergio Avella, María Ahumada, Isabella Cubillos, Andrea Martin, Rosario Rodríguez, Sebastián Gallego, Jessica Medina, José Bendeck, Magín Ortega, Juan Sebastián Lovado, Luis Valero, ente otros.
Del otro lado de la moneda, esta recurrente migración refleja un vacío interno de falta de apoyo y de oportunidades. Además, culturalmente en estas tierras, es más aceptable la decisión del estudio para sus hijos que la de ser deportista.
“Voy a la Universidad del Sur de la Florida a estudiar periodismo, que siempre me ha llamado la atención. La beca cubre el 100%: hospedaje, comida, implementación. Durante cuatro años me van a dar todo lo que necesito, esa es una de las razones por las que me voy. En los cinco años que estuve en Argentina recibí apoyo del Club Pilará donde entrenaba, de la Liga de Antioquia y de Prince. Pero no alcanzaba. Nadie se interesó en serio en mi proyecto. Si hubiera conseguido algún apoyo o patrocinio sostenible no estaría tomando esta decisión», cuenta Benítez, de 18 años y nacido en Medellín.
Enseñanza
Además, a través de la Escuela Nacional de Entrenadores, Fedecoltenis viene trabajando duro en la capacitación. Este año hay 16 cursos de capacitación, promovidos por la Federación Internacional. A finales de 2013, su sistema de capacitación de entrenadores fue galardonado ‘Oro’ por el staff de coaching de la Itf, ubicándose entre los mejores 12 países del mundo en este rubro. Pero, y luego del curso como tal, ¿cuál es el seguimiento periódico que por iniciativa propia realiza en cada institución, con el fin de ver cómo el docente está transmitiendo lo aprendido; de evaluar el desempeño de cada entrenador en el énfasis en su especialidad, sea formación, juvenil, transición o profesional?
¿Ha trabajado por generar en ligas, clubes y academias la asesoría que sirva de guía en las metodologías justamente para encaminar esfuerzos “y estandarizar los procesos de enseñanza del tenis en Colombia, respondiendo a las dinámicas mundiales a favor del fortalecimiento del ‘deporte blanco’ en el país”, como indica la misión de la Escuela Nacional?
Abrir las oportunidades para que otros entrenadores asistan a los Suramericanos o sean capitanes en la Gira Cosat, ayudaría a que ese profesor que nunca salió de Colombia, del Centro de Alto Rendimiento, donde quedan ubicadas las instalaciones deportivas de Fedecoltenis, o del club o de la liga, amplíe su panorama. “Nosotros tenemos buenos formadores, pero los jugadores llegan a los 14 años estancados, porque no tenemos un esquema de juego ideal. Tienen una visión de cómo se gana un Torneo Nacional, y salen a Cosat y es otro mundo”, dice Karen Castiblanco.
Por último, para hacer integral la labor pedagógica, planear jornadas de capacitación exclusiva para los padres de familia también serían de gran valor para distinguir los roles de los componentes del triángulo jugador- entrenador- papá, aprender la importancia de respetarlos, generar consciencia de que la carrera del tenis es larga y de lo malo de las presiones.