El head to head en el major londinense continuará favoreciendo al helvético, ahora por 3 a 1.
El 6 de julio de 2008 fue un día cargado de decepción en la carrera de Roger Federer. Aquel día, ese joven español que había surgido un par de años antes para hacer tambalear su hegemonía, se atrevió a irrespetarlo en su propia casa. El lugar en el que había construido un reino compuesto por cinco títulos consecutivos.
Pasaron los años y volvió a enfrentarse en innumerables ocasiones ante Rafael Nadal, pero ninguna victoria tenía el mismo sabor después de semejante golpe psicológico que significó caer en aquella definición de 2008. Pero cuando pocos guardaban la ilusión de volver a verlos -cara a cara- sobre el césped de La Catedral, apareció esta bendita semifinal. Y apareció la también la oportunidad para que el suizo se tomara revancha.
Once años después, la realeza del tenis volvió a citarse en el All England, esta vez, como nunca antes, para definir el paso a la final de Wimbledon -siempre habían chocado en el partido cumbre-. Y aunque no fue para definir al campeón, el nacido en Basilea se dio el enorme gusto de volver a derrotar al rival de toda su vida -después de doce años- con parciales de 7-6(3), 1-6, 6-3 y 6-4.
Esta fue la 16° victoria del actual número tres del mundo en su historial ante Nadal, y la 6° en los últimos siete antecedentes entre ambos. Gracias a esto, alcanzó su 31° final de Grand Slam, de las cuales, 12 han tenido a Londres como sede.
[author image=”https://pbs.twimg.com/profile_images/1122365846247096320/gFoXr9nB_400x400.jpg” ]Marcelo Becerra Concha (@Marcelob11) Disfruto conociendo el mundo del deporte desde adentro. Bogotá.[/author]
