La vida de Gabriela Macías es sinónimo de deporte. Creció en una familia apasionada por la actividad física y por eso hoy, a sus 16 años, se visualiza en el futuro como una deportista de alto rendimiento, igual que su padre. Agresiva dentro de la cancha, Gabriela muestra una versión más dócil cuando se sienta a hablar sobre los momentos que más disfruta en el día a día junto a su familia.
«Yo siempre he estado rodeada por deportes y, lógicamente deportistas. Desde muy pequeña tuve la oportunidad de practicar varios deportes, pero cuando me probé en el tenis no hubo nada que hacer», cuenta en una charla con Match Tenis. «Mis papás se dieron cuenta que disfrutaba jugando tenis, y cuando tenía 12 años decidieron regalarme una semana en la Academia IMG (…) Disfruté muchísimo los días que pasé allá, me entusiasmé y le pedí que me apoyaran».
Y así fue. Conociendo a la perfección los motivos que tenía su hija para perdirle apoyo, Carlos Macías, ex motociclista profesional, no dudó en darle la oportunidad. «Mi papá ha sido muy importante, porque fue deportista de alto rendimiento, tiene experiencia y me guía en muchas cosas que son importantes para mi formación».
Pero Gabriela tiene dos personalidades. Dentro de la cancha es pura potencia, mientras que en su vida cotidiana transmite tranquilidad y hasta dulzura. «La mayor virtud que tengo como jugadora es la potencia de mis golpes. También tengo un buen servicio, algo que usualmente me ayuda bastante en los partidos», explica la pupila de Catalina Castaño, cuyo estilo de juego rompe con el molde de jugadores que atraviesan el proceso de formación en nuestro país. «En Colombia enseñan a los jugadores a pasar la bola y a asegurar los puntos, no hay muchos entrenadores que enseñen a los jugadores a que ser mas arriesgados en la cancha«.
El momento más especial de su naciente carrera fue cuando tuvo la oportunidad de representar la bandera tricolor. «La convocatoria al Suramericano sub 16 de Uruguay fue muy especial. Jugar con la camiseta de Colombia, sobretodo en otro país, representa mucho para mí», confiesa Gabriela, que en aquella ocasión se dio el gusto de superar a la ecuatoriana Ana Paula Jiménez.
Su formación tenística ha tenido a Bogotá como base; sin embargo, este año, Gabriela y su familia se mudaron a Barranquilla, en cierta medida, para que pueda llevar a cabo una preparación en condiciones similares a las de los lugares donde compite dentro del circuito junior. «Hace mucho quería vivir en Barranquilla. Pienso que la condiciones geográficas y climáticas me pueden ayudar a mejorar como jugadora«.
Ya radicada en la costa atlántica, esta joven nacida el 20 de abril de 2002 se refiere a sus aspiraciones en el planeta tenis. «Sueño con jugar al máximo nivel. Me causa mucha ilusión ser una de las jugadoras con más proyección del país, porque eso significa que soy una de las que más trabaja para crecer en este deporte». Y no le teme a hablar de las cosas que aún puede mejorar. «Pienso que a veces soy muy pasiva en mi vida persona; me pasa lo contrario a lo que muestro cuando estoy jugando». ¿Y como tenista? «Todavía debo aprender a mantener la concentración durante los partidos, a ser constante. Soy dispersa», confiesa.
Bien podría inclinarse por íconos del tenis femenino como Serena Williams o María Sharapova, pero ella prefiere a una de las grandes de la actualidad en el circuito ATP: Alexander Zverev. «Me identifico con su estilo de juego, porque siempre busca atacar. Juega muy bien y además es muy joven para todo lo que ha conseguido», comenta.
Gabriela disfruta del tenis y de mantener viva la tradición de deportistas en la familia Macías; y también de las mañanas en las que sale a recorrer las carreteras del país junto a sus papás y su hermano menor, esos que recorren el mundo como muestra de que comparten la ilusión de verla en las grandes citas del planeta tenis.
Redacción Match Tenis
