Jannik Sinner tomó una decisión que ha generado polémica y, al mismo tiempo, sorpresa: reincorporar a Umberto Ferrara a su cuerpo técnico como preparador físico, apenas un año después de apartarlo tras el episodio de dopaje por clostebol.
Ferrara había sido señalado por facilitar la crema contaminada que desencadenó la sanción, y su regreso se anunció justo antes del Masters 1000 de Cincinnati y el US Open, en un intento por reforzar una etapa clave de preparación para Sinner.
El italiano explicó públicamente la motivación detrás de esta reconciliación durante su intervención en Cincinnati, luego de vencer a Félix Auger-Aliassime en cuartos de final. Con firmeza y reflexión, defendió que la decisión se basó en el profundo conocimiento que Ferrara tiene de su cuerpo y su forma de trabajar. Sinner argumentó que la cercanía y la eficiencia construida entre ambos, en un contexto remoto, justifican el riesgo de retomar esta relación profesional.
«Era una situación diferente. Ahora todo es diferente. Sentí que, en ese momento, necesitaba a alguien que conociera mejor mi cuerpo. Trabajamos juntos durante unos dos años antes de esta pausa. Su trabajo me ha aportado muchos beneficios. Trabajamos todas las áreas de mi cuerpo: movilidad, estabilidad e incluso mi resistencia ha mejorado. Creo que hizo un gran trabajo. También me llevé bien con Marco [Panichi], pero quizá no fue la mejor opción. Siempre he tenido un buen presentimiento sobre Umberto.», contestó el italiano.