El último torneo del año parece que despega de a poco pero aún no se ve como aquel evento de los partidos intensos y disputados.
Todavía queda en la retina lo que fue el ATP World Tour Finals de 2014, ese torneo tan descafeinado que brindó partidos de round robin sosos y apenas la espectacularidad se vino a observar en las semifinales, con aquel partidazo entre Federer y Wawrinka y la oposición que le brindó Nishikori a Djokovic. Tanto fue el nivel irregular que ese Torneo de Maestros, para muchos, fue considerado una de las peores versiones que se hayan jugado desde 1970, año en que nació.
En 2015 se esperaba una situación completamente contraria. Pensar que aquello que había sucedido un curso atrás fue solamente un trago amargo, aquello que sucede una vez en muchísimo tiempo. Pero los ánimos fueron bajando luego de una primera jornada que pasó casi sin pena ni gloria, sin aquella emoción que se pedía y sin la disputa que debería ser innata de los ocho mejores del año.
En primer lugar, Djokovic fue una ráfaga ante un Nishikori que no se conectó en todo el partido. El contundente doble 6-1 ponía al serbio aún más inmaculado y al japonés con una gran incógnita, demostrando un nivel que uno no esperaría del ocho mundial. Luego continúa Federer, que mostró los vacíos de un Berdych que empezó con ímpetu, pero que de la misma forma lo fue perdiendo a media que el suizo tomaba la cancha. La nafta le duró apenas un set y en el segundo el helvético jugó casi que en solitario.
Al día siguiente fue la acción del segundo grupo que no mostró una imagen alentadora. Aunque dio pelea, David Ferrer no mostró verdaderas capacidades de poder extender el partido hasta el parcial definitivo, sufría con su servicio y se le complicaba hacerle daño al saque del escocés. Eso sí, fue más disputado que los dos de la jornada inicial, pero tampoco sin la espectacularidad que se buscaba. Luego, Rafael Nadal deshojó a un Stan Wawrinka que parecía no estar en el O2 Arena, puso al descubierto lo inestable que puede ser el de Lausanna: un jugador de amores y odios, que puede ser extraterrestre en un día y terrícola al siguiente. El suizo nunca encajó en el partido, se vio, incluso, hasta sin ánimo en algunos apartes e incómodo cuando el español lo ponía a jugar corto, con el slice a los cordones de los zapatos.
Pero el Torneo de Maestros es de contrastes y poco a poco se va reivindicando. En la jornada del martes se han jugado los dos partidos más intensos de los seis que van en curso. Primero, un frenético encuentro entre Berdych y Nishikori y luego, un Federer casi inmenso que fue capaz de vulnerar a un Djokovic que parecía invencible, que no tenía rival en el circuito. Tanto significó que le cortó una racha de 23 victorias, de 38 en hard-indoor y 15 en este torneo.
Parece que desde ahora ha arrancado la verdadera Copa de Maestros. Con los partidos que se esperan de los mejores jugadores del año, aquellos donde no se nota una diferencia tan marcada entre, por ejemplo, el uno y el cuatro del mundo. Queda esperar que este sea el comienzo de uno de los eventos más esperados del año. Donde se consagra el maestro de la temporada.
[author image=»https://pbs.twimg.com/profile_images/473258143418314752/wPCdGPjm_normal.jpeg» ]Fabián Valeth Orozco @FabianV_: Redactor. Director y productor de medios de comunicación. Amante del tenis y del periodismo deportivo enfocado hacia este deporte.[/author]