Karla estuvo a punto de viajar a Dubái a dar clases, pero prefirió terminar su carrera universitaria.
Puede que hasta ayer muchos de ustedes no conocieran a la entrenadora venezolana Karla Osso, una joven de 21 años, que como describo en la primera parte de esta historia, ha tenido que luchar para hacerse un hueco en un mundo casi que enteramente masculino. Ella ha tenido pasión y dedicación a la hora de dictar sus clases, y ha mantenido la humildad de saber que todo se consigue poco a poco.
Para continuar con la historia, ella afirma, «de cada trabajo y de cada jefe me he llevado un aprendizaje«, con lo cual agradece las lecciones y experiencias que ha recibido por parte de estos entrenadores, que le han ayudado a pulirse en la enseñanza de este deporte.
Otro tema fundamental que ella tuvo que enfrentar, se dio en el momento en que empezó a dictar las clases personalizadas, porque había hombres que preferían que el entrenamiento fuera dirigido por otro hombre y no por una mujer, mientras que la situación contraria pasaba con las mujeres, quienes buscaban que la clase fuera impartida por una profesora, porque se sentían más cómodas.
Karla ha tenido que sobreponerse a todas estas situaciones, dentro de las cuales también se ha encontrado con que le han llegado a decir que ella sólo puede entrenar a grupos de niños o de principiantes, lo cual no es malo, pero deja entrever que no existe la confianza de permitirle entrenar a gente con más nivel. Es importante aclarar que en la actualidad trabaja con grupos de cualquier edad y nivel de juego, incluyendo a un grupo de tenistas en silla de ruedas, a los que ayuda con algunas rutinas, pero de los cuales expresa, «ellos son los que realmente me enseñan a mí«.
Hasta el momento, hemos conocido a una «dura» en el tenis, pero, ¿a qué más se dedica esta venezolana?, consiguió una beca en una universidad gracias a un jefe que tuvo anteriormente, llamado Néstor Molina. Va en tercer semestre de contaduría, se considera una amante de los números, y comenta, «en mi familia tenemos una firma de contadores». Además expresa, «si logro tener mi academia, esta carrera me ayudaría a la administración de los ingresos y egresos«, dejando claro que su prioridad es la enseñanza del deporte de raqueta.
Sobre si piensa desempeñar su profesión de entrenadora en Venezuela o en otro país, Karla no tiene reparo en decir, «estoy abierta a todas las propuestas, si se da la posibilidad de irme me encantaría, y si tengo que quedarme, también», y añade, «mi objetivo no va en dónde sino a quién«.
Como casi toda la población del mundo, ella se ha visto perjudicada por el covid-19, en Venezuela también está decretada la cuarentena, y el día de ayer el gobierno la amplío por 30 días más. «Ahorita estoy estudiando, viendo nuevas rutinas, y lo que quiero es volver a las canchas con mucha más motivación», comenta Osso refiriéndose a cuáles son sus aspiraciones para cuando la situación vuelva a normalizarse, y pueda retomar sus entrenamientos.
A largo plazo, lo que ella desea es que todos sus alumnos puedan llegar a cumplir los objetivos que se propongan, bien sea tener el tenis como diversión o hobbie, lograr una beca en una universidad o dedicarse a la competencia. En el plano personal, ella afirma, «mi meta es tener mi propia academia, poder ir a cursos y conferencias en otros países, aprender más, porque aún tengo mucho camino por recorrer». Por último, su ambición va al límite, y confiesa, «si en algún momento tengo un alumno que quiera llegar a ser profesional, me encantaría acompañarlo a cumplir ese sueño«.
[author title=»Andrés Matallana Avella: » image=»https://pbs.twimg.com/profile_images/666041598975852544/hSbddU6p_400x400.jpg»]Twitter @Andresf0724. Apasionado por el tenis. Disfruto del deporte blanco dentro y fuera de la cancha[/author]