El francés llegó a ser N.°10 del mundo en el año 2018
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El exnúmero 10 del mundo irrumpió en escena a los 22 años en 2016, y había sido señalado como una de las próximas estrellas más brillantes del tenis francés. Ese año alcanzó los cuartos de final de Wimbledon y venció a Rafael Nadal de camino a los octavos del US Open.
Su mejor resultado en un Grand Slam llegó en el Abierto de Australia de 2019, donde fue derrotado por Novak Djokovic en semifinales. Pero Pouille pronto se vio acosado por las lesiones y el francés no ha jugado al máximo nivel del ATP Tour desde el pasado mes de mayo, habiendo sufrido también problemas de depresión y alcoholismo.
Al final de una estancia en el hospital de Niza tras una fractura de costillas al principio de la temporada de hierba de 2022, Pouille tocó fondo. “Empecé a tener un lado más oscuro y a entrar en una depresión que me llevó, después de Roland-Garros, en Inglaterra, a dormir sólo una hora por noche y a beber solo”, declaró al medio francés L’Equipe.
“Era imposible cerrar los ojos. Estaba solo con Félix (Mantilla, su entrenador entonces) y volvía a mi habitación a mirar el techo. Me hundía en una cosa espeluznante. Me levantaba con los ojos hinchados. Todas las mañanas, Félix me preguntaba: ‘¿No duermes? – Sí, sí, tengo alergia, a la moqueta, al polen, a la hierba’ Le mentía”.
“Me encerré, no se lo dije a nadie. (…) Estaba en una mala fase. Y tomé la decisión de decir basta. Si no, habría acabado en Sainte-Anne, en el manicomio. Por mi salud mental, tuve que dejarlo”.
Pouille ha caído en picada hasta el puesto 459 desde su alejamiento de los terrenos de juego y este año ha regresado al Challenger Tour en su intento por recuperar su mejor forma. Para el jugador de 29 años ha sido una especie de golpe de realidad, y ha comentado sus ganas de volver al máximo nivel en medio de la lucha por tener que pulsar el botón de reinicio en su carrera.
“Cuando eres joven y ganas dinero, te aprovechas de ello, ves prioridades donde no están en la realidad”, añadió el ganador de la Copa Davis 2017. “Hoy, me he puesto de luto por ese periodo”, dijo. “Creo que el ego juega un papel muy importante. La impaciencia por volver al máximo nivel”.
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“Tuve la oportunidad de vivir grandes emociones, de jugar los torneos más grandes del mundo, de hacer una semifinal de Grand Slam, dos cuartos, ganar la Copa Davis, títulos y luego pasar de eso a ser derrotado por el número 300 del mundo en la primera ronda de un Challenger. Si no estamos en sintonía con eso, no podemos ganar. No tuve la humildad necesaria y no es agradable pensar que te falta humildad”.
Pouille había alcanzado los cuartos de final del Challenger de Quimper, pero su progresión se detuvo durante unas semanas a causa de otro problema físico. Pero ahora se siente en forma, y está desesperado por volver más cerca de la cima mientras compite en torneos Challenger en Estados Unidos.
El tenista atribuye la mejora de su mentalidad al hecho de haber sido padre: “Ahora tengo más madurez. Tengo a mi hija. Eso es más importante que comprar ropa bonita o un buen carro. Antes no era así. Hoy soy feliz con cosas sencillas. Pero, inevitablemente, tu estilo de vida cambia. De las semis de Grand Slam a las primeras rondas de Challenger, hay unos cuantos ceros menos”.
[author image=”https://pbs.twimg.com/profile_images/532902040893022209/gonhrGnQ.jpeg” ]Francisco Vargas: Twitter @VargasPacho. Periodista especializado en tenis con una experiencia de 8 años en los diferentes circuitos de la ATP y WTA. Voice Over en eventos internacionales. [/author]
