Por instancia, por rival y por ciertas particularidades del contexto, Andy Murray elevó a su victoria sobre David Ferrer en cuartos de final como la más completa de su estadía en Australia.
“El arranque del torneo había sido bastante bueno, pero los últimos días se volvieron más que complicados y mi nivel también decayó un poco. Pude arreglármelas para seguir adelante, pero hoy volví a jugar en gran forma y en condiciones que no eran fáciles”, sintetizó Murray tras el 6-3, 6-7 (5), 6-2 y 6-3.
“Fue un partido muy difícil para jugar, muy físico. No esperaba que hiciera semejante calor. De hecho estaba preparado para jugar indoor desde el arranque. Nos dijeron antes del partido que había un 90% de chances de que eso ocurriera”, explicó el escocés. El partido en efecto pasó a ser bajo techo, pero a mediados ya del tercer set.
“No es fácil acomodarse ante el cambio de condiciones: primero mentalizándote a jugar de una manera para encontrarte con una cancha destechada y viento de todos lados, y luego volviendo sobre la marcha para pasar indoor“.
“Pero con el correr del partido me fui sintiendo cada vez mejor y en los últimos sets empecé a pegar mucho más suelto desde el fondo, hubo rallies muy buenos. Me sentí en un gran nivel”, añadió el vencedor.
Con este avance, Murray alcanzó semifinales (donde enfrentará a Milos Raonic que venció a Gael Monfils 6-3, 3-6, 6-3, 6-4) en cuatro de los últimos cinco eventos de Grand Slam. Y ya totaliza seis en el Abierto de Australia, donde perdió cuatro finales: “Obviamente uno siempre trata de llegar lo más lejos posible. Pero yo vengo a ganar estos torneos. Para eso juego”.
Redacción ESPN Deportes