El número dos del mundo reconoció la superioridad de su rival en otra histórica jornada.
Hace un año fue Novak Djokovic, y esta vez ha sido Roger Federer el encargado de dejar a Rafael Nadal sin opciones de conquistar un nuevo doblete Roland Garros – Wimbledon. Pasaron once años para que volviera a chocar en La Catedral, y doce -en total- para que el suizo volviera a festejar la victoria en el legendario clásico apodado «Fedal».
A pesar de la decepción natural por haber quedado ad portas de su 27° final de Grand Slam, el mallorquín no tuvo problemas para reconocer que fue levemente superado por su rival de toda la vida. «No he jugado tan bien como lo venía haciendo hasta este partido», aseveró. «Él (Federer) ha hecho las cosas mejor que yo, jugó muy metido en la pista y tiene la virtud de hacer ver fácil lo que para otros resulta complicado (…) Genera presión en sus rivales porque es capaz de golpear la pelota antes de lo esperado y eso es problemático para cualquiera«, fue su explicación en rueda de prensa.
Durante el partido, Rafa exteriorizó en más de una ocasión su molestia por la manera en la que estaba pegando de revés. «Estuve preocupado por mi revés en muchos momentos y eso me impidió trasladarme con naturalidad para pegar de derecha. Pensaba mucho en que no podía fallar cuando pegaba de revés, y cuando eso ocurre ante un rival como Roger, todo se hace más difícil«, confesó el campeón de las ediciones 2008 y 2010.
Por último, lamentó haberse quedado por segundo año consecutivo en la estación previa a la final en el major londinense, y aseguró: «Me siento triste, las oportunidades no son eternas. Dejé escapar la chance de disputar otra final en un Grand Slam«. A esta hora, el futuro de Nadal en el circuito es incierto. «Es momento de desconectarme y descansar un par de días; por el momento no sé como seguirá mi calendario», cerró.
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