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En una semana llena de emociones y redención, Naomi Osaka volvió a levantar un trofeo tras cuatro años de sequía, al imponerse en la final del L’Open 35 de Saint-Malo, torneo WTA 125 disputado sobre tierra batida en Francia. La japonesa venció a la eslovena Kaja Juvan por 6-1, 7-5, consiguiendo así su primer título desde el Abierto de Australia en 2021 y el primero de su carrera en esta superficie.
Este título tiene un significado especial para Osaka, quien se convirtió en madre en julio de 2023 y regresó al circuito en 2024. Desde su retorno había mostrado destellos de su mejor nivel, pero no había logrado coronarse hasta ahora. Con este triunfo, se espera que Osaka regrese al top 50 del ranking WTA, consolidando su retorno a la élite del tenis femenino.
Históricamente, la tierra batida no había sido la superficie favorita de Osaka. Sin embargo, este título demuestra su evolución y capacidad de adaptación. «Es irónico ganar mi primer trofeo de regreso en la superficie que pensaba que era la peor para mí», comentó Osaka en sus redes sociales, destacando su crecimiento personal y profesional.
Este triunfo en Saint-Malo sirve como una preparación ideal para Osaka de cara al próximo Roland Garros, donde buscará superar la tercera ronda, su mejor resultado hasta la fecha en el Grand Slam parisino.