* Esta entrevista se realizó antes de que ganara el título del M25 Anapoima
** Más adelante podrás ver la entrevista en video a través de nuestro canal de Youtube
Es un jugador muy pasional; vive cada partido, cada punto de forma intensa y eso lo traslada a algunos aspectos de la vida personal. Ese es Nicolás Mejía, actual segunda mejor raqueta masculina de Colombia y que este año ha vivido lo que podría definirse como una resurrección.
En 2023 tuvo una temporada consistente donde logró su mejor ranking en carrera (228 del mundo), jugó por primera vez la qualy de un Grand Slam (Roland Garros) y obtuvo su primer triunfo ante un top-30 (Dan Evans), situaciones que le daban confianza para creer que podía seguir subiendo.
Sin embargo, como él mismo lo denomina, la inmadurez le jugó una mala pasada y buen trabajo realizado le terminó afectando esa seguridad. Llegó a acumular cinco derrotas al hilo y hasta 11 caídas en 14 partidos. Inició el 2024 saliendo de los mejores 400 del mundo y estuvo a punto de estar fuera de los 700, pero fue el momento donde resurgió de las cenizas y se encontró con una nueva versión: ganó su primer Challenger, consiguió su primer título en casa en el M25 Anapoima y lleva la envidiable suma de 19 victorias en 23 partidos.
En Match Tenis hablamos a fondo con Nicolás para hablar de su presente en el tenis, pero también para tocar varios temas interesantes: su vida fuera de las canchas, política, toros, la Copa Davis o su intención de estar dentro de los 100 mejores del mundo.
¿Cómo defines lo que va del 2024?
Creo que fue muy duro al comienzo, bueno desde el final del año pasado. Fueron meses jodidos donde no estaba ganando suficientes partidos, a lo mejor no estaba jugando tan mal y muchas veces los partidos los tenía muy cerca, pero cuando no ganas, así estés cerca y se te van esos partidos pasa mucho, y en todos los niveles, que después de perder un partido duro con un tipo muy bueno, la sensación de estar ahí es rara. Te sentís ahí, pero no ganas. Luego la siguiente semana vas y a lo mejor puedes jugar bien, pero los otros también juegan bien y perdés con un tipo que no tiene tanto ranking como el que tuviste la semana pasada.
Así es el nivel, es muy parejo, pero gracias a Dios después de la Copa Davis hice un cambio muy bueno y la verdad que eso da una confianza muy bonita. Haber hecho ese comeback con el equipo la verdad que nos dio a todos un boost espectacular.
¿Qué fue exactamente lo que sucedió? Porque probablemente muchas personas no conocen lo que sucede con los tenistas y esos cambios internos.
Ahora en este momento lo veo con una perspectiva diferente y lo veo mejor, como más frío y realista. Creo que lastimosamente me tocó aprender de la manera difícil que era caerme, caerme varias veces y darme contra el piso. El año pasado estaba subiendo poco a poco, estaba en el mejor ranking, que es 228, entré a la qualy de Roland Garros, iba muy bien encaminado, siento que en ese momento actué muy inmaduro, me las daba de que sentía y sabía lo que tenía que hacer. Me costó escuchar lo que me decía Juan (Felipe Mateus, su entrenador), lo que me decía mi gente cercana.
Quería agregar algo a mi tenis trayendo otro entrenador, trayendo otra voz para que me diera un salto de calidad y lo que terminé consiguiendo fue una actitud muy rebelde que no me ayudó para nada. Terminé un poco confundido con lo que estaba haciendo y no tenía claro cómo jugar, no tenía una identidad clara durante muchos meses y para un jugador eso es lo más clave: tener una identidad clara de juego, pero también como persona, como sos dentro y fuera de la cancha. Y yo estaba perdiendo eso. Y cuando lo pierdes, te atrapas, te atrapas del todo. Fue difícil.
Cambié de entrenador también, probé con Leonardo Olguín y con Gonzalo Tur, y la verdad que ellos me acompañaron en un momento muy difícil de mi carrera donde no ganaba y me costaba mucho porque estábamos entrenando muy duro y no llegaban los resultados. Pero para resumirlo todo fue más la rebeldía de niño inmaduro que me cogió y me dio 10 vueltas y me azotó.
Si no me hubiera ido bien en México, yo estaría con un ranking terrible en este momento. Pero también lo veo de una manera positiva. Creo que a muchos jugadores les pasa eso y no les cuesta mucho o se demoran mucho más tiempo en aprender. Unos aprenden más rápido que otros, por eso siento que Alcaraz, Sinner y todos estos tipos son tan buenos tan chiquitos porque los tipos no se demoran tanto para aprender de sus errores y eso es lo que acelera su proceso. Uno como latino, como colombiano, lo que sea, por la razón que sea, nos cuesta mucho aprender y nos cuesta mucho que nos digan las cosas. Afortunadamente ahorita estoy bien, estoy bien en el sentido que aprendí que tengo que escuchar, que me digan las cosas como son y, así me duela, en algún momento me las tienen que decir y yo veré si las tomo o no, pero creo que lo más importante es que le digan a uno las cosas y le den las cosas en perspectiva para uno poder mejorar.
Tuviste un buen ranking el año pasado y poco a poco fuiste retrocediendo, tanto que pudiste haber llegado a ser 600-700 del mundo durante tu estancia en México. ¿En algún momento pensaste en eso? ¿Le metiste mucha cabeza al tema del ranking y a que eso podía suceder?
Siéndote honesto la verdad es que sí, muchas veces tuve conversación con mi psicólogo y con Juan. Antes de San Luis yo decía ‘la verdad que lo veo jodido’ y era más difícil aún porque me sentía jugando bien, pero una cosa es sentirse jugando bien y otra cosa es ganar y tener resultados porque al fin y al cabo la vida es de resultados, y si no tienes resultados es lo mismo que nada.
Sí pensaba, lo pensé mucho, yo decía ‘se me va a ir el ranking, ¿qué hago?’, pero he contado con la suerte que tengo un psicólogo espectacular que llama Ariel Borenstein y me ha ayudado a enfocarme en lo que me tengo que enfocar, en hacer tareas simples diarias y enfocarme en ellas para sacar un poco la cabeza de las cosas externas. Así que bueno, tuve la suerte de que me fue bien en San Luis y me gané mi primer Challenger cuando estaba mal de ranking y bueno, eso me ayudó mucho.
Ahora, es muy bueno ganar un torneo de esos tan grandes al comienzo de año, porque fue como en marzo, y tienes todo el año todavía por delante, y si manejo bien las cosas como las venimos haciendo, creo que puede ser un año mucho mejor de lo que me puedo imaginar.
Para un jugador como Nicolás, que el año pasado jugó muy buena parte jugando torneos Challengers, ¿se hace complicado bajar a jugar ITF?
Depende como uno lo vea, depende con la cabeza y el mindset con que uno vaya al torneo. Creo que en mi cabeza, por más que jugar Challengers es mucho mejor que Futuros, no quiero ser un jugador de Challengers toda la vida y mucho menos de Futuros. Creo que también uno tiene que saber a qué va a los Futuros.
Cuando fui a Santo Domingo, fui porque era a los únicos torneos que entraba con mi ranking y era donde mi ranking me decía que podía jugar y donde pertenecía en ese momento. No vale nada lo que haya pasado antes o los meses anteriores, o que les haya ganado a ciertos jugadores, uno tiene que ser realista y saber que el ranking que uno tiene le da para entrar a cierta cantidad de torneos y uno tiene que jugar donde el ranking le entre. Después también hay otras situaciones: por ejemplo, cuando veo que acá hay Futuros, como este de Anapoima o el de Mosquera, a mí me encanta jugar en Colombia y para mí es un beneficio poder tener torneos en Colombia y jugarlos. Otros dicen que no, que los Futuros no, porque son Futuros. Depende de cada persona y de cada jugador, pero sí creo que cualquier jugador se puede caer en ese sofisma de distracción de que, pues como son Futuros, pues las condiciones no son las mejores, pero depende de cada uno y la mentalidad con la que vaya.
Volviendo a esa semana de San Luis donde pasas la qualy, hacíamos cuentas de que necesitabas unos cuartos para poder mantener el ranking, pero te encuentras con la final. Cuando llegas ahí, ¿qué se te pasa por la cabeza luego de todo lo que tuviste que atravesar?
Yo también había hecho esas cuentas y no solo los cuartos me servían porque como habían bajado los puntos en los Challengers, tenía que hacer semifinales. Entonces, lo tenía muy jodido, pero cuando llegué a la final, primero, estaba feliz porque había ganado 4-5 partidos seguidos después de no sé cuánto tiempo; y segundo, no quería que me tocara un sacador como me había tocado en las otras dos finales y estaba la posibilidad que me tocara con Perricard (Giovanni Mpetshi) y no quería que me tocara con él.
Cuando vi que me tocó con Matías (Soto) también fue duro porque él venía de la qualy, era su primera final, era una gran oportunidad para los dos; si jugaba con Perricard tenía menos presión, pero con Matías ambos teníamos confianza y era difícil. Solo estaba feliz con haber llegado a la final en un torneo donde le gané a tipos muy duros, así que estaba orgulloso de eso.
Y hubo un momento clave: sacas para partido…
Me cagué entero.
Él (Matías Soto) gana el segundo set, ¿en ese momento llega a tu cabeza el hecho de haber podido ganar tu primer Challenger, los dos anteriores se te pasaron? ¿Qué pasó en ese momento antes de iniciar el tercer set?
Cuando iba a sacar para el partido estaba muy contento porque tenía bolas nuevas y en altura; yo dije ‘estamos muy cerca de ganar’ y no jugué tan mal hasta el 30-15 que, en vez de ir por el saque, hice un kick chimbo y el tipo devolvió muy bien. Luego empecé a jugar un poco muy tentativo y no le pegué a la bola. Me terminó quebrando y el tipo empezó a jugar increíble, impresionante lo que empezó a jugar, empezó a meter balines por todo lado porque había jugado muy mal, la verdad no había jugado bien durante la final y yo estaba sólido, entonces era como el escenario perfecto.
Sin embargo, era obvio que en algún momento iba a empezar a jugar bien y fue muy duro. Cuando me quebró en el 7-5, se me pasó todo por la cabeza, me volví un poco loco, si quiera fui al baño y casi rompo todo porque lo veía que me había pasado contra Eubanks (Christopher) en la última final, pero se me pasaban miles de cosas por la cabeza.
Pateé con todo una puerta del baño y estaba muy molesto, estaba demasiado molesto; no sabía qué hacer, pero me tomé el tiempo y me decía que era una final, que era obvio que iba a ponerse muy dura y si estaba pensando que una final la iba a ganar así común y corriente, pues estaba totalmente iluso.
Digo que todos los partidos en un Challenger son durísimos, como no iba a pensar que una final iba a estar muy dura y eso fue lo que más me ayudó, eso me relajó, respiré bastante y empecé el tercer set como si fuera un partido nuevo, pero muy nervioso en el primer game. Recuerdo que tuve tres o cuatro break points en contra antes de quebrar y en más de una bola le pegué recontra cagado. Creo que haber ganado ese primer game del tercer set me ayudó muchísimo, después me solté un poco más, pero estaba muy duro.
Llega el momento de ganar el título, te tiras al suelo, seguramente se vienen muchas cosas a la mente, ¿pero a ti que se te vino en particular?
La verdad que fue muy bonito ese sentimiento y más después de la situación que había vivido los últimos meses. Todo el mundo dice que el trabajo duro paga y si uno trabaja a conciencia eso paga, pero cuando uno trabaja duro y no ve los resultados, dice uno como ese dicho no me sirve a mí. El trabajo duro paga, pero lo que más paga es confiar en uno y dar el 200 por ciento. Y eso me ayudó mucho y cuando terminé ganando fue lindo porque mi mamá fue a verme en la final, que estuviese ahí y haberlo ganado con Juan en la tarima fue espectacular.
También una satisfacción para la gente que me acompañó en los momentos más jodidos, que fueron mis entrenadores que estuvieron ahí de Argentina, Leo y Gonzalo, que por más que ya no esté con ellos, ellos pusieron un baldado de arena para ser el jugador que soy; no es que sea nuevo, pero soy un buen jugador y ellos me lo dijeron. Y es una satisfacción poder ganar títulos. La verdad es que el tenis es muy difícil, aquí uno juega todas las semanas y lo más normal es que vos perdás, porque solo uno termina ganando el torneo. Así que poder ganar un torneo de esa envergadura es muy motivante y satisfactorio para el proceso que estoy haciendo como de vuelta al profesionalismo, de vuelta a nivel que quiero estar.
Para ir cerrando el tema de México, fue una gira muy buena jugando cuatro torneos, llegaste a dos finales, ¿sientes que esa gira te cambió mucho en el sentido de que ahora eres un Nicolás nuevo?
Claro que sí, eso cambia mucho el sentimiento de uno. La realidad es que si no hubiese pasado, como hablaba con alguien en México, porque en San Luis tuve dos match points en contra en primera ronda entonces lo más probable es que se hubiera demorado mucho en tener esa satisfacción.
Volviendo a si soy un Nico nuevo, sí y no, ahora me doy más cuenta de lo que tengo y lo que debo mantener haciendo, no tanto como agregar cosas, sino mantener lo que me ha llevado a esto como tener claras mis metas. Si no hubiera pasado ahí, a lo mejor si hubiera demorado un poco más y no estaría como la posición que estoy ahora, pero lo más importante y lo más claro es que tengo que seguir con esa pasión y esa dedicación de disputar todos los puntos, de tener claridad y escuchar a la gente alrededor mío y no darme que me las sé todas, porque claramente no me sé nada. Tengo que ser un aprendiz.
Pasando a otros temas, hemos visto a un Nicolás activo en redes, le gusta estar pendiente a muchos temas… ¿Le das mucho valor a lo que la gente dice en redes sociales? Porque seguro escuchas comentarios desde positivos hasta negativos ¿Pueden afectar esos comentarios?
Eso depende mucho de la personalidad y mi personalidad muchas veces es ser un poco ‘fosforito’ y me caliento por cualquier cosa, y eso es bueno y malo porque no tengo miedo ni pena en decir mi posición, pero al tiempo me engancho en cosas que no tiene relevancia.
La verdad que cuando estaba pasando un mal momento, uno tiene que ser muy bruto para darle más importancia a las cosas que dice la gente, en vez de darle importancia a lo que uno tiene que hacer para ser mejor; porque si le das importancia, te vas a hundir más y es imposible salir del hueco. En ese momento, lo único que yo estaba pensando era cómo carajos iba a poder volver a ganar un partido o cómo iba a hacer para mejorar.
Yo veo y leo mucho lo que la gente dice hasta cierto punto, no digo que no me afecta porque si no me afectara, no respondería ni daría mi opinión. Te podría decir que no afecta mi trabajo directamente; indirectamente un poco, y por eso es que trabajo con mi psicólogo; pero hay veces que la gente dice unas barbaridades que no tienen la ni la más idea, ni el más mínimo sentido de lo que sucede detrás de una carrera de tenis.
Y no lo digo solo por Colombia, periodistas que llevan cubriendo tenis una cantidad de tiempo dicen unas barbaridades: tratan a las entidades o a la gente del tenis de una forma que a veces no entiendo, gente que deja el alma por el país y por su profesión y los insultan, los tratan mal, los difaman. Hoy en día vivimos en un mundo donde está muy de moda la libertad de expresión y no hay un límite. La gente no respeta y cree que, porque se puede expresar, tiene derecho a difamar y eso no está bien.
También hemos visto a un Nicolás Mejía que no tiene problema en expresar su posición política. La idea no es hablar de eso, sino que muchos tenistas prefieren dejar eso de lado y no mostrarlo; ¿pero para ti está bien hacerlo y expresarlo?
Yo creo que hay un lema o una frase que dice que ni de política ni de religión se debe hablar en familia o en público. A mí se me hace que, si no escuchas a la gente que tiene diferente punto de vista, es imposible hacer o vivir en una democracia o vivir en una sociedad libre que todo el mundo aclama. Yo tengo mi opinión, mi manera de ver las cosas, no soy un experto porque incluso muchas veces peleo con mi hermano porque tenemos visiones muy diferentes de muchas cosas; trato de leer y de informarme, hablo de lo que sé hasta lo que puedo hablar. Yo tengo suficientes cosas por hacer en el día y mi prioridad es entrenar, de meter la mayor cantidad de bolas en la cancha, pero cuando puedo me informo de las cosas que puedo y sobre eso tengo mi manera de pensar.
No soy de un lado del extremo ni del otro, pero sí creo que uno tiene que levantarse y trabajar por lo que quiere, a nadie le regalan las cosas como hoy está muy de moda; creo en la igualdad de oportunidades de educarnos, de saber cómo llevar una vida, pero creo que hay cosas que tienen que mejorar en el país y debemos empezar por nosotros. Las ideas se deben respetar sea de un lado o del otro.
Otro tema álgido es que sabemos que Nicolás tiene una faceta de taurino y para muchos es un tema de mucha polémica. ¿Por qué nace ese gusto de Nicolás por los toros?
Ese tema es muy jodido, la verdad es que lo entiendo porque es difícil ver eso en un espectáculo que, soy consciente, cada vez más se va a acabar. No estoy de acuerdo que se acabe, pero hay cosas en las que no estoy de acuerdo y no puedo hacer nada.
Yo creo que nace desde mi abuelo materno. Él fue apoderado, que es como el entrenador de los toreros, y él lo fue de Julio Robles que en su momento era un torero de un nivel impresionante; yo nunca lo vi, pero vi videos y me decían mis tíos y mi abuelo que fue increíble. Mi abuelo como que esparció esa afición por toda la familia, por sus hijos; iban a las corridas todos los años en la Feria de Cali, que eran como 12 o 13 días, era algo infaltable, y ahora solo hay como tres o cuatro.
Así que fue por mi abuelo, por mi tío Gustavo también que a día de hoy es con el que más voy. Tengo una promesa con él de ir a las corridas de Madrid o Sevilla porque él es muy aficionado; él como que cogió la batuta de mi abuelo y la quiere repartir con todos nuestros primos. De mi mamá también que fue Amazona una vez en la Feria de Cali, así que nace por ahí.
Tengo un amigo que hoy en día es de los mejores del mundo, que es Andrés Roca Rey. Cuando estuve en México hace dos años me invitó a una de sus corridas, me invitó al callejón. Salimos juntos, comemos con él y toda su cuadrilla. Creo que es muy duro y a mí me cuesta ver cuando matan al toro, la verdad, pero también soy consciente que es como la parte más importante de la faena, sino lo indultan. No soy experto ni mucho menos, pero sí me gusta mucho el arte del toreo, los trajes, la elegancia con la que la gente se va al espectáculo. Ojalá pueda durar muchos años porque es parte de la vida de mucha gente que vive gracias a eso no solo de los toros, sino de los trabajos indirectos.
Pasando a otro capítulo, creo que uno de los que te hizo muy protagonista fue esa serie de Copa Davis de 2019 en Madrid, en la que fuiste convocado, pero al final no estuviste. Todo fue un ambiente bastante pesado por las declaraciones de parte y parte. ¿En qué quedó ese tema? ¿Quedó atrás o sigue vigente?
Yo creo que fue un momento muy duro y no digo que solo para mí. Se los he dicho muchas veces a Santiago (Giraldo), a Sebas (Cabal) y Robert (Farah), creo que mi inmadurez me jugó una mala pasada porque reaccioné a una situación muy jodida. Pensar con el diario del lunes es muy fácil, en ese momento yo pensé que estaba actuando de una buena manera. Yo no repartí ese audio a ninguno porque no quería que pasara lo que terminó pasando y sabía que eso podía pasar, por eso soy consciente que cometí un error, no debí grabar esa conversación.
Yo era joven y quería mostrarle a mi familia lo que me habían dicho ellos, que era totalmente válido. A día de hoy creo que es válido que hayan llevado a Alejo (González) en vez de a mí porque él había hecho muchísimos méritos para estar en esa convocatoria. La forma no me gustó, no fue la adecuada, pero eso ya fue hace mucho tiempo y siento que no hay más secuelas de eso.
A raíz de eso, he compartido más con ellos. La conversación que tuvimos en Turín fue de las conversaciones más duras que he tenido en mi vida, porque yo tenía que aceptar responsabilidad sobre algo que pasó y se me salió de las manos, pero hoy en día creo que son unos ejemplos como personas, como jugadores ni hablar y hemos dejado las cosas claras. En ese momento en Turín me sorprendió cómo me recibieron después de haber hecho lo que hice.
Robert literalmente fue el primero que me escribió cuando gané en San Luis, Sebas también, con Santiago hablo de vez en cuando y cuando hablamos lo hacemos como por hora, hora y media. Así que tenemos una linda relación porque ellos claramente son los referentes del tenis colombiano, son los que ayudan a que crezca más el tenis en Colombia.
¿En este momento cómo está el equipo? Te lo pregunto porque en la última Copa Davis se habló mucho de la no presencia de Daniel Galán, algunas personas hablan de tema de dinero, otros de falta de patriotismo. ¿Cómo está la interna?
Somos muy diferentes, lo único que te digo es que yo soñé toda mi vida con representar a Colombia, al presidente de la Federación en su momento, Gabriel Sánchez, se lo decía cuando iba a ver a los equipos de Colombia de Copa Davis. Yo soñaba y siempre soñaré con representar a Colombia. Creo que no hay orgullo más grande que representar al país en la Copa Davis, pero claramente hay gente que no piensa así. Y no voy a ponerle nombres porque todos sabemos quiénes son, pero da mucha tristeza que Daniel no nos haya podido acompañar en esa serie contra Luxemburgo, aunque claramente no sé si hubiéramos vivido ese comeback del 0-2 porque a lo mejor él hubiera podido ganar su partido.
Pero, para mí, no entiendo el pensamiento de un tenista colombiano que no tendría eso como prioridad, pero ese soy yo, no quiero poner palabras en la boca de nadie, ni mucho menos en la boca de Daniel. Para mí es lo máximo y yo vivo esas cosas como la Copa Davis como si fueran una final de un Grand Slam, y veo como Juan Sebastián, Robert, Alejo Falla, Carlos Salamanca, Alejo González lo vivían y lo vivieron de esa manera.
Siento que tenemos también una responsabilidad, una batuta que nos pasaron los máximos referentes. Daniel tendrá sus razones por las cuales no jugó ante Luxemburgo, igual fue ante Ucrania; contra Gran Bretaña tuvo sus razones y ojalá que contra Japón tengamos el mejor equipo posible porque lo necesitamos. Si no viene, igual se le puede ganar; es una pieza clave porque es nuestra raqueta #1 y mientras tengamos el mejor equipo, mejores chances tenemos de ganar. Y como se lo dijimos en una llamada ante Luxemburgo, necesitamos tener el mejor equipo posible siempre para estar donde debemos estar. Para él hay un punto muy válido que es su carrera ATP, que lo ve como prioridad, y es un punto muy válido; eso hay que respetarlo.
La sensación que quedó por un comentario del actual presidente de la Federación luego de la victoria ante Luxemburgo es, probablemente, que Daniel Galán juegue en Copa Davis es una duda. Sin embargo, yo me imagino que las puertas siempre estarán abiertas para él.
Sí, obvio. Él no va a jugar mientras haya unas reglas o unos requisitos que él quería poner, pero el equipo siempre va a estar abierto para todos porque el equipo es de Colombia, no es de nadie. Estoy seguro de que él quiere jugar y hacer parte del equipo, siempre va a ser bienvenido, pero hay un capitán, hay unas reglas que pone el capitán que todos tenemos que seguirlas. No hay trato ni debería haber trato especial para nadie por estar más alto o menos alto.
En la serie de Copa Davis en Turín jugaste dos grandes partidos ante Lorenzo Sonego y Frances Tiafoe. Es difícil hablar sobre los ‘hubiera’, pero hubiese sido un impulso para ti en ese momento, 2021, haber obtenido alguna de esas victorias
Creo que estuve más cerca en la de Tiafoe que la de Sonego porque la de Sonego gané 7-6, después perdí 6-4 y 6-2, no tuve muchas chances la verdad. Contra Tiafoe aún veo ese video, tuve dos match points, había jugado muy bien esa bola, la dejé pasar que pude haber cogido de volea. No sé cómo responder, yo creo que sí me hubiera cambiado porque me hubiera ganado un bono increíble, eso es lo único que sé (risas). Como dos semanas después hablaba con Falla y le decía que esa volea que dejé pasar me costó bastante, pero aparte de eso, muy jodido saberlo porque sí veía que ese mismo año Zsombor Piros, un jugador de Hungría, ganó partidos en ese año y después hizo un boom el siguiente año y, de pronto, eso me hubiera pasado a mí, pero es difícil saberlo. Me hubiera ayudado para el récord de Copa Davis que es un desastre (risas).
Tuviste un buen paso como junior, fuiste cuatro del mundo, una semifinal de Wimbledon… Para un jugador como Nicolás puede afectar ver que varios jugadores que fueron pares suyos tipo Sebastian Korda, Jake Draper, Brandon Nakashima estén más arriba y pensar que también podrías estar ahí…
Ese partido es el que más me ha dolido haber perdido en mi carrera, lejos, era para haber jugado la final de Wimbledon y era una locura. Sí, muchas veces pienso eso porque es inevitable pensar que pudiera estar a la par de ellos si cuando juniors éramos a la par. También sé y soy consciente que tengo 10, 12 o 15 años de carrera y para eso estoy trabajando. Quiero llegar al top-100, top-50 mantenerme ahí, subir y llegar más alto. Obviamente me da cagada que no estoy con ellos, pero hoy estoy contento y feliz como volví a ser un jugador que resurgió hasta cierto punto al estar en un momento muy jodido. Trato de enfocarme en lo que puedo hacer en el día a día y tener las canchas de ser el mejor jugador que pueda ser. Puede ser top-100, pero no creo porque siento que puedo llegar a ser mejor. Voy a hacer todo lo posible para llegar y explotar al máximo lo que pueda hacer para estar pronto con ellos.