En los grandes torneos del circuito es habitual encontrarse con el enorme grupo de colaboradores y seres queridos que acompañan a Roger Federer en cada partido. Para nadie es un misterio que uno de los placeres del suizo es jugar con la compañía de su familia en el box, incluidos sus cuatro hijos, que a pesar de no entender la magnitud de lo que están viviendo, son un aliciente para él.
Roger y Mirka Vavrinec se casaron el 11 de abril del 2009, y aquel año trajeron al mundo a Charlene y Myla, las niñas; mientras que Leo y Lennart nacieron cinco años más tarde, en 2014. A medida que ha ido creciendo, los pequeños han empezado a entender el sentido del tenis y hoy en día saben que su padre es un tenista profesional. Por supuesto, no se imaginan que es un fenómeno mundial, pero sí reconocen su identidad.
«Creo que las niñas saben que soy un tenista profesional y también saben que somos muchos en el mundo. Intento siempre explicarles lo increíbles que son los otros jugadores», comentó Federer. «No hablo del ranking, pero aun así, ya me han preguntado cual es mi clasificación«, agregó el actual N°4 del mundo.
Lo que sí está claro es que no consideran que la actividad a la que se dedica su padre sea algo de otro planeta. ¨Leo un día dijo que me estaba viendo jugar en la Copa Hopman y dijo: ‘Yo puedo hacer lo que mi papá puede hacer, yo puedo jugar tenis‘», recordó el máximo campeón de Wimbledon entre risas.
Algo que siempre se ha destacado de la personalidad del nacido en Basilea es su naturalidad para afrontar las situaciones difíciles a lo largo de su carrera. Y para cerrar, justamente se refirió a la imagen que intenta transmitirle a sus herederos: ¨Ellos saben que a veces gano. Ganar o perder para ellos no debería importarles por que mi actitud siempre es la misma¨.
[author image=»https://twitter.com/LopezJuans» ]Juan Sebastián López (@LopezJuans) Periodista especializado en tenis. Ex jugador de tenis. U. Javeriana. Analizó el tenis desde adentro y afuera de la cancha [/author]
