La tenista de 36 años clasificó a su 35ª semifinal en torneos de Grand Slam.
Cuando se trata de jugar al tenis sobre el césped del All England, Serena Williams saca a relucir la jerarquía que la ha catapultado a los libros de la historia en el deporte blanco. Y esta vez, en su octava aparición como cuartofinalista en Wimbledon, la siete veces campeona dio señales de estar recuperando su mejor versión, luego de superar a la italiana Camila Giorgi (3-6, 6-3 y 6-4), quien aparecía como una seria amenaza para las aspiraciones de la norteamericana.
La ventaja obtenida por Giorgi puso a prueba el temple de Serena, no porque lo hubiese perdido, sino por la extensa inactividad que, irremediablemente, oxidó sus principales virtudes físicas y técnicas. «Cada vez que enfrento a Giorgi, juega al nivel que demostró hoy. Es algo que demuestra ante todas sus rivales y me resulta impresionante», comentó Serena tan pronto abandonó la cancha central. Sin embargo, la inmensa mentalidad ganadora de la nacida en Michigan abrió el camino para la remontada. «No me sorprendió el primer set. Sólo pensé: ‘bien, tendremos que jugar a tres sets», confesó.
A pesar de ser la gran candidata en un torneo que ha estado plagado de sorpresas, la menor de las Williams no siente presión por estar a dos victorias de levantar su octavo título en Londres. «Me siento bien con mi juego. Hoy fue mi mejor partido en estas dos semanas, pero no siento presión. No siento que deba ganar». «Siento que estoy de vuelta, pero todavía tengo un largo camino por recorrer (…) apenas es mi cuarto torneo desde que regresé al circuito», sostuvo.
La estadounidense se instaló entre las cuatro mejores de Wimbledon por 11ª ocasión en su carrera. Allí se medirá con la alemana Julia Goerges, que se estrenará en las semifinales de un major, gracias al 3-6, 7-5 y 6-1 con el que derrotó a la holandesa Kiki Bertens en el cierre de la jornada.
Redacción Match Tenis
