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2014: EL TORMENTO DE AZARENKA

por Andrés Peraza
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La actual temporada del circuito femenino fue un completo suplicio para Victoria Azarenka. La jugadora de origen bielorruso le ha dicho adiós al peor año de su carrera, desde que subió a la élite del deporte blanco, a falta de cinco semanas para que culmine completamente el calendario. Los problemas físicos en su tren inferior, la ruptura de su relación con Redfoo después de dos años  y su descenso de más de 20 puestos en el ranking, develan la pesadilla que tuvo que afrontar durante los últimos meses.

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Foto: Marianne Bevis / Foter / CC BY-ND

Seguramente en la cabeza de ‘Vika’ al iniciar el año estaba luchar por el máximo escalón del tenis femenino, la cima, sí, por el número uno del mundo; sin embargo, a medida que transcurrió el curso tenístico, los matices fueron otros. Y a raíz de esto, surge una pregunta: ¿cómo una jugadora  pasa de ser la número 2 del mundo, a incluso, poder salir del top 30?.

Sin lugar a dudas, el problema de la exnúmero dos del mundo radicó en sus lesiones. Estas acabaron con las gran confianza que había recogido en 2013 (alcanzó como mínimo las semifinales en tres de los cuatro Grand Slam) y tan sólo la dejaron estar presente en ocho torneos de los dieciséis que tenía presupuestado a la fecha.

La primera gran afección de Victoria Azarenka se presentó antes del Abierto de Australia: una molestia en su pie izquierdo, a la que describió como un ‘daño nervioso’, le impedía practicar normalmente, pues el dolor se manifestaba ante el más mínimo esfuerzo. Tras el término de la gira de Asía-Oceanía, donde llegó a la final de Brisbane y a los cuartos de final del primer Grand Slam del año, sus dolencias la siguieron acompañando a tal punto que tuvo que decirle NO al popular torneo de Doha (Era la bicampeona del evento).

Las ganas de regresar al circuito de la ganadora de dos ‘majors’ (Australian Open 2012, 2013), hicieron que diera un gran paso en falso. Con una supuesta recuperación a cuestas, encaró Indian Wells, pero su prematura partida en el debut ante Lauren Davis evidenció que las cosas no estaban bien y sus achaques continuaban en el pie. Ese encuentro dictaría una ausencia que se prolongaría durante tres meses y medio, razón por la cual le decía adiós a la gira de canchas lentas y así cortaría una racha de 33 Grand Slams jugados consecutivamente.

A pesar de no traer ritmo de juego, ‘Vika’ aceptó el Wild Card en el evento sobre césped de Eastbourne con una sola intención: recuperar el terreno perdido. El objetivo no tuvo un final feliz y a una caída en su primera presentación, se le sumó la segunda ronda de Wimbledon. A pesar de no haber cosechado buenos resultados, las dolencias habían parecido quedar atrás. En Stanford y Montreal mostró un buen nivel y cuando se esperaba un repunte en la segunda parte del año, la rodilla derecha le obligó a bajarse de Cincinnati. En el último grande de la temporada extendió su estadía hasta los cuartos de final, pero allí una intoxicación por sushi que había ingerido, causó que tuviera una mala jornada y posteriormente su eliminación.

Foto: Philip Hall/usopen.org

Foto: Philip Hall/usopen.org

En Asia estaban puestas las esperanzas de la oriunda de Minsk, no obstante, después de su baja en el torneo de Wuhan, sorprendió al planeta tenis con un comunicado en el que explicaba que no jugaría más este año, ya que buscaba una recuperación total de los infinitos problemas que la aquejaron hasta la fecha. «Hola a todos. Tengo nuevas noticias que compartir. Lamentablemente no competiré en ningún torneo durante el resto de la temporada. Ha sido un año muy duro para mí. He intentado dar lo mejor para mejorar día tras día, esforzándome sin descanso, pero no parece ser la mejor vía de actuación para mí en estos momentos. Voy a emplear este tiempo para hacer una recuperación completa, cuidar de mi cuerpo y poder competir al máximo nivel la próxima temporada”.

De esta manera termina el peor año de Azarenka desde que en 2007 se instaló entre las 30 mejores jugadoras de la WTA. Quince victorias  y ocho derrotas marcan el oscuro panorama que atravesó; y el puesto 24 en el escalafón refleja lo mal que la pasó. De cara a la temporada siguiente, las consecuencias podrían verse reflejadas en el Abierto de Australia, pues podría no ser siembra por primera vez de un evento de tal magnitud en seis años.

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