Hay duplas conformadas por amigos, otras en las que padre e hija trabajan juntos y también está el caso de Ana María Becerra y Javier Núñez, dos colombianos que recorren el circuito ITF al mismo tiempo que disfrutan de su relación como pareja desde hace cinco años.
«Nos conocimos entrenando juntos en 2013 y nos hicimos grandes amigos», recuerda Javier, que por entonces aún era jugador. Sin embargo, a los dos años de compartir el día a día, ambos se quedaron sin entrenador, así que Javier optó por convertirse en entrenador mientras que Ana María continuó probándose en la cancha. Y allí nació el proceso que hasta hoy han construído.
De lunes a viernes, su rutina deportiva está compuesta por entrenamientos de entre dos y tres horas, y el resto de tiempo lo dedican a sus vidas personales. Pero, ¿cómo separan su relación entrenador-jugadora de la que tienen como pareja? «Es una pregunta que nos hacen muchas de las personas que conocemos. Sinceramente, no es difícil abstraernos del tenis, porque los dos convivimos todo el tiempo en ese mundo, así que cuando tenemos tiempo libre, ambos buscamos actividades diferentes. Estamos en la misma sintonía», asegura Javier.
Lejos del rectángulo, ellos disfrutan de cocinar -les gusta la repostería-, salir a cine y comer, pues prefieren hacer actividades que no requieran mucho desgaste físico, como salir a bailar.
El momento más especial que han compartido desde son un equipo se dio en Cúcuta, durante l temporada pasada, cuando Ana María disputó la final de dobles en el ITF de esa ciudad junto a Daniela Carillo. Lo llamativo fue que Javier no puedo estar en ese torneo por otros compromisos. «Para mí fue un sufrimiento, porque, preciso, durante esa semana no funcionaba el live score del torneo», admite.
Las actualizaciones era emitidas por su propia novia, que aprovechando la situación, le jugó bromas durante toda la semana. «Lo molestaba diciéndole que habíamos perdido en primera ronda -ante las primeras sembradas-, después le decía que era mentira y lo desesperaba», cuenta Ana entre risas. «El día que pasé a la final, él estaba más emocionado que yo», agrega.
Aunque, claro, momentos como los que vivió en Cúcuta son de regocijo; ¿pero cuando tiene malos partidos? «Cuando salgo muy brava, prefiero estar sola y tener mis espacio. Depende del estrés, pero media hora o una hora después bajo las revoluciones».
Entretanto, en su proceso de crecimiento como entrenador, Javier ha aprendido que darle esos momentos es clave para mantener la armonía. «Para mí era muy difícil al comienzo. No sabía cómo afrontarla, pero con el tiempo aprendí -para la relación y para mi carrera- que cada persona es diferente y hay que encontrar la manera adecuada de decir las cosas«.
Lo bueno es que, seguramente, este miércoles no debió pensar mucho en qué decirle a su novia, simplemente felicitarla por el triunfó que consiguió este miércoles en el ITF de Bucaramanga -doble 6-1 sobre Shalom Delgado-.
Redacción Match Tenis