El título de Dubái tiene dueño. Roger Federer superó a Novak Djokovic en el partido decisivo y dejó claro que el Emirato es de su propiedad. El barco otra vez es suizo.
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Ya son siete y tal número demuestra la supremacía de Roger Federer en Dubái. El suizo dejó relegado a Novak Djokovic en la lucha por el título por 6-3, 7-5 disputando un partido que se puede resumir en dos mitades: una, con el dos del mundo apelando a su capacidad atlética; otra, donde dejó ver que su servicio es un misil. Así reconquistó el trofeo y se lo llevó por séptima ocasión.
El inicio no pudo ser más parejo, una situación más que normal, cotidiana, cuando serbio y suizo están frente a frente. Los servicios eran el punto de mando y ante ello, las oportunidades de quebrar eran oro sólido, allí estaba el punto de inflexión de un partido que tomaba un tinte de sagacidad; el que lograra hurgar, por poco que fuera, a su contrario, podía salir triunfando.
Y fueron las dos caras de una misma moneda. Federer desde el primer set empezó a dejar ver que su servicio era un torpedo, el arma para desequilibrar y para atormentar al serbio, quien fue el primero en contar con chances de rotura pero que en un parpadeo se le fueron de los dedos. Mientras, Federer fue efectivo. Apeló a un set donde la devolución le funcionó como un relojito, forzó las piernas para que la movilidad no fuera un problema y le dio el golpe al serbio en un parcial que se escapó como impulsado por el viento.
Djokovic no fue aquel que es catalogado como uno de los mejores restadores del torneo. El impacto tras el servicio de Federer no funcionó en los momentos claves, aunque, en gran parte, el suizo fue impoluto al momento de servir al estar en problemas: aces, bombas, saques ganadores, un abanico de opciones que fueron las variantes más oportunas para capturar el trofeo en Dubái. En el segundo set, el servicio lo ayudó a salvar cinco break points (dos de ellos set points) de la manera más prolija posible. Aquel tiro fue el que lo elevó a ganar un torneo por segunda vez en el año, a darse un baño de champán en Medio Oriente.
Djokovic no aprovechó sus opciones en el noveno game, que además, de agarrarlas, hubiera significado el alargue del partido. A continuación llegó su perdición: un juego donde estuvo cómodamente 40-0 y en nada se vio cómo se lo entregaba a uno de sus archirrivales en toda su carrera..
El dos del mundo llegó a 84 títulos en su carrera y el segundo de la temporada tras el logrado en Brisbane a inicio de año, ese que será recordado por el triunfo mil. También sigue demostrando que sigue elevado, que la edad no es un impedimento para seguir en lo más alto del circuito masculino. Además, escribe una historia de oro y plata en Dubái: son siete trofeos en ese predio como los que tiene en Wimbledon y Halle, es una corona que lo impulsa a seguir con ganas de más. Federer alarga un poquito más su historia. Una página más que hay que sumar a su carrera eterna.
Redacción MATCH TENIS
