Los sueños no tienen límite. Y el tenista más importante en la historia de Guatemala, quien por estos días toma parte de los XXIII Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla 2018, puede dar fe de ello. Christopher Díaz-Figueroa llegó al tenis por equivocación, o tal vez él no, pero si su padre, un militar al que le gusta el tenis de mesa, y al que inscribieron en un torneo de tenis, pensando que iba a participar en uno de ping pong.
Christopher Díaz-Figueroa. Cortesía. Comité Olímpico Guatemalteco
“Inicié en el tenis a la edad de 8 años en el Club de Tenis La Aurora, en Ciudad de Guatemala, un espacio reservado para militares. Mi padre, quien trabajó para la guardia presidencial es muy bueno jugando al tenis de mesa, ganaba todos los torneos en los que participaba y, un día, lo inscribieron a un torneo de tenis de campo, pensando que era tenis de mesa. Esa fue la primera vez que tomó la raqueta, con 35 años, jugó el torneo y luego empezó a hacerlo de forma social. Yo comencé a acompañarlo y luego me enamoré del tenis”, recuerda Christopher, sobre sus inicios en el deporte blanco.
“Seis meses más tarde jugué mi primer torneo nacional y quedé cuarto; con eso representé a Guatemala a nivel internacional y aunque no me fue tan bien, lo disfruté al máximo”, recordó el chapín. Tras regresar a su país, la fiebre por el tenis aumentó considerablemente, su padre al ver su entrega tomó la decisión de capacitarse como entrenador en los cursos que brinda la ITF, con el objetivo de guiarlo, pues los recursos económicos no le permitían pagar un coach. “Él fue mi formador y bajo su batuta fui campeón nacional en todas las categorías – desde los 10 hasta los 18 años – al igual que en Centroamérica. Además, formó a dos de mis cuatro hermanos, quienes hoy en día trabajan para la Federación Guatemalteca de Tenis”, agregó.
Los implementos para jugar al tenis son costosos, desde raquetas, cuerdas, calzado, y por supuesto, la alimentación para estar bien físicamente. La familia de Christopher es sencilla, de pocos recursos y, sumado a ello, el apoyo para el tenis en Guatemala es escaso, por lo que tratar de minimizar los gastos era un reto. La suela de los zapatos con los que se practica se gasta demasiado; no obstante, la parte que cubre el pie casi no. Sus padres, en aras de ahorrar algo de dinero, le cambiaban esa parte a su calzado. “En un momento dado, mi padre vendió el carro para obtener recursos y poder viajar; por su parte, mi madre arreglaba zapatos -era el negocio familiar- mientras mi padre realizaba sus funciones en el ejército. Al comienzo no teníamos para comprar zapatos nuevos, por lo que le cambiaban la suela. Lo hacían tres o cuatro veces, hasta que la parte superior se desgastara en su totalidad”, recuerda.
Christopher se convirtió en el primer tenista en ganar un torneo profesional para su país. Ocurrió en enero de 2011, en el ITF de Ciudad de Guatemala, su ciudad natal. Con ese resultado la historia del tenis guatemalteco se partió en dos, la prensa empezó a interesarse por él y a hacerle seguimiento. Caña Real, una empresa de azúcar, se convirtió en su primer patrocinador y, gracias a los recursos que le proporcionó esta empresa, vivió y entrenó en Buenos Aires por espacio de un año y medio, bajo las órdenes de Rubén Puerta, padre de Mariano Puerta, ex finalista de Roland Garros. “Por esa época fui 326 del mundo, el ranking más alto de cualquier guatemalteco. Soy consciente que es un logro de mucha relevancia para mí país, pero a nivel mundial es poco. Lamentablemente el patrocinio acabó, por lo que tuve que regresar y en parte, darle fin a un proceso”.
Actualmente se encuentra en el puesto 717 de la clasificación mundial, bastante lejos de su mejor ubicación, pero atraviesa por un momento dulce en la modalidad de dobles, especialidad en la que ha conquistado veinticinco títulos profesionales, de los cuales cinco han sido en el presente año, todos ganados junto a su compatriota Wilfrido González, con quien obtuvo la medalla de plata en esta edición de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, tras caer en una reñida batalla con los dominicanos Roberto Cid y Víctor Estrella-Burgos, siendo el único partido que han perdido como pareja en la actual temporada.
Sueña con asistir a unos Juegos Olímpicos y guiar a su país al Grupo I de la Zona Americana de Copa Davis, competencia en la que ha escrito una página histórica. “Llevamos cuatro años en este grupo, logramos importantes victorias sobre naciones de mayor reconocimiento como México y Uruguay, aunque jamás hemos jugado la final. Estoy seguro que en algún momento lo haremos y conseguiremos el anhelado ascenso”.
Cada vez que se enfunda la camiseta blanca y azul, Christopher se transforma, da lo mejor de sí y prueba de ello fueron las tres horas y media que luchó con Roberto Cid en las semifinales del torneo de sencillos de la justa barranquillera, y aunque la medalla fue esquiva, tras perder en la disputa por el bronce con el colombiano Alejandro González en otro reñido partido, sobre su pecho reposa la presea a la entrega, la lucha, el pundonor y el coraje.
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[author image=»https://pbs.twimg.com/profile_images/532902040893022209/gonhrGnQ.jpeg» ]Francisco Vargas: Twitter @VargasPacho. Periodista especializado en tenis con una experiencia de 8 años en los diferentes circuitos de la ATP y WTA. Voice Over en eventos internaciones. [/author]
