Facundo Díaz es uno de los grandes prospectos de Argentina y Suramérica; sin embargo, no fue incluido en el grupo de tenistas con permiso para entrenar
Una de las imágenes que aparecen en la edición más reciente del Diario La Nación le está dando la vuelta al planeta tenis. Allí aparece el tenista argentino Facundo Díaz Acosta –plata en sencillos y oro en dobles en los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018-, a quien se lo ve golpear la pelota contra un colchón en el patio de su casa.
“Es muy duro lo que me pasa. Hay días que me levanto bien, pero otros sin ganas, sin querer hacer nada. No sé qué va a pasar cuando vuelva a jugar, si podré ser el de antes. No lo sé. Además, estoy en total desventaja con respecto a jugadores de otros países o de otros argentinos que pudieron entrenarse”, fueron sus palabras en una entrevista con Sebastián Torok.
“Lo hago, más que nada, para mantener el callo de la mano, para seguir sintiendo la raqueta, pero a la media hora me aburro; ni se compara. Hace unos días corté el encordado y empecé a festejar, imagínate la emoción que tenía”, complementa.
¿Por qué esta situación? Facundo fue uno de los jugadores a los que la Asociación Argentina de Tenis (AAT) no incluyó en la lista de elegibles olímpicos para entrenar, y tampoco le dieron autorización para salir de su país. “Hablé en la AAT, pero me explicaron que habían hecho lo posible, que se trataba de una decisión de Nación. Intentamos por todos los medios legales ir a Uruguay, a Europa, pero nada. Salió la chance de ir a San Luis, que nos recibía tras un acuerdo con la AAT, pero no iban otros jugadores, entonces Facundo no se iba a poder entrenar con nadie”, se lamenta Mariano Monachesi, su entrenador.
El año pintaba bien para Díaz Acosta: le dieron wild card al cuadro principal del ATP 250 de Buenos Aires, donde cayó en primera ronda con el portugués Joao Sousa, a la postre finalista, luego fue semifinalista del M25 de Río Cuarto, y campeón del M25 de Hurlingham. Estos resultados le permitieron escalara hasta el puesto 402° del ranking ATP; sin embargo, apareció el Covid-19 y frenó su progreso.
“En estos meses hice una hora y media o dos de físico, más tenis contra el colchón, que amortigua la pelota y te sirve, de cierta manera, como frontón. Hay días que no completo el doble turno porque estoy quemado de la cabeza y no tengo ganas. Es frustrante”, añade.

Facundo Díaz Acosta, cortesía/LaNación
Estas situaciones le podrían jugar una mala pasada cuando todo se normalice. “Hay que ver cómo estoy físicamente cuando vuelva a jugar, porque por más que haga doble turno en casa tengo un espacio de dos por dos. Quizás me lleve 4-5 semanas volver a mi normalidad. Tengo que tener cuidado con las lesiones. Encima, ver que en Europa están todos entrenando hace meses te baja más la motivación. Además, no tengo muchas cosas en casa para entrenar: algunas mancuernas, bandas elásticas, un step, una soga. No mucho más”.
Una alegría en medio de la tristeza
Sumergido en la melancolía, hubo un hecho que le permitió sonreír a Facundo, quien aprovechó estos meses para graduarse como bachiller. “A los 14 o 15 años, cuando empecé a entrenar tenis con más seriedad, evalué la posibilidad de irme y de cursar en el SEADEA (Sistema de Educación a Distancia del Ejército Argentino), porque en el Colegio San Lucas entraba a las 7:45 am y salía a las 4.15 pm, me iba cambiando la ropa en el auto de mis viejos, iba a tenis a las 5:00 pm y volvía a casa tres horas después. Llegó un punto que eso era insostenible; entrenaba cansado”.
“Debí haber terminado a finales de 2018, pero en mi último año de junior viajé mucho, la temporada pasada también. Me quedaban: Matemáticas, Química, Historia de quinto y sexto año, y Proyecto e Investigación. A principios de la cuarentena me mentalicé y en tres meses aprobé las cinco. Es un alivio, una alegría; me siento distinto. Me pasaba, quizás, de estar en cualquier lugar del mundo y hablar con mi entrenador que tenía que volver y terminar el colegio, y era como un peso. Ahora ya está. Además, el día de mañana me puede pasar cualquier cosa en mi carrera y es bueno haber terminado el estudio. Mis viejos se pusieron muy contentos. Cuando terminé todo hicimos unos gorritos de egresados, hicimos fiesta entre nosotros. Una depresión total”, concluye.
Facundo Díaz Acosta, un diamante que de a poco pierde su brillo. Ojalá y no, por el bien del tenis argentino y suramericano.
[author image=»https://pbs.twimg.com/profile_images/532902040893022209/gonhrGnQ.jpeg» ]Francisco Vargas: Twitter @VargasPacho. Periodista especializado en tenis con una experiencia de 8 años en los diferentes circuitos de la ATP y WTA. Voice Over en eventos internacionales. [/author]