No es fácil para el norteamericano tener que viajar en avión en ciertas condiciones.
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En el tenis es mejor tener una estatura que ronde los 1.90 metros, esto en el ámbito masculino por lo menos. Está claro que los jugadores que son más bajitos, como Diego Schwartzman, pueden llegar al top 10, pero se les dificulta aspirar a títulos grandes, principalmente por el saque, que no logra ser lo suficientemente potente. Tampoco es de gran ayuda ser de los más altos, pues a pesar de que por ejemplo, Reilly Opelka pueda tener un servicio veloz, su movilidad le pasa factura a la hora de tener que desplazarse por la pista.
Fuera de la cancha también hay inconvenientes para este “gigante” estadounidense, pues en una reciente entrevista contó lo complicado que es viajar en avión, cuando las aerolíneas no tienen clase preferencial. “El mayor problema es el avión. Obviamente, tengo que viajar en clase preferente, pero cuando estoy en Europa o en otro país donde el vuelo dura tres horas y no hay clase preferente, es cuando tengo problemas. Se sabe que he bajado de un avión con la espalda completamente bloqueada. Tengo que volar en clase preferente, de lo contrario, obviamente, me arriesgaría a perder“, confesó a Kembeo.
El tenista que mide 2.11 metros finalizó, “Me gustaría haber jugado al baloncesto. Cien por cien. Esos tipos tienen una vivacidad. El mínimo de la liga es de cinco millones [de dólares] al año. Y puedes quedarte en Estados Unidos, volar en aviones privados y grandes. Es la vida. Encontrar camas cómodas en los hoteles y asientos en los aviones es un reto (para mí)“.
[author title=”Andrés Matallana Avella: ” image=”https://pbs.twimg.com/profile_images/666041598975852544/hSbddU6p_400x400.jpg”]Twitter @Andresf0724. Apasionado por el tenis. Disfruto del deporte blanco dentro y fuera de la cancha[/author]
