Jo-Wilfried Tsonga siempre fue un jugador que combinó potencia, carisma y una honestidad fuera de lo común. En una reciente entrevista, el extenista francés compartió una anécdota poco conocida de su carrera que retrata no solo las dificultades físicas que enfrentó, sino también las decisiones personales y profesionales que tuvo que tomar bajo presión.
La historia se remonta a 2014, justo después de la final de la Copa Davis, donde Francia cayó ante Suiza. Tsonga, que no pudo terminar la serie por una lesión, confesó que en aquel momento sentía tanto dolor en el brazo que ni siquiera podía sostener un vaso.
A pesar del malestar físico y de la reciente derrota con su selección, Tsonga recibió una oferta para disputar una exhibición poco después. “Era un partido con sets a cuatro juegos, sin presión real de resultado”, explicó. Pero lo que lo hizo dudar no fue la exigencia deportiva, sino la percepción pública.
“Pensé que la prensa me iba a destrozar. Acabábamos de perder la final de la Davis y yo apenas podía mover el brazo”, admitió el francés. Sin embargo, optó por aceptar la propuesta: “Elegí ir a por el millón de dólares. Eso me permitió invertir más en mí mismo y en mi carrera”.
Tsonga, quien anunció su retiro en 2022 tras Roland Garros, fue uno de los nombres más destacados del tenis francés en el siglo XXI. Finalista del Abierto de Australia en 2008, semifinalista en Wimbledon y Roland Garros, y ex número 5 del mundo, su carrera se caracterizó por grandes victorias, como su triunfo ante Roger Federer en Wimbledon 2011 tras remontar dos sets. También fue miembro clave del equipo francés que ganó la Copa Davis en 2017, tres años después de aquella dolorosa caída en Lille.