Johana Martínez no había cumplido 10 años, cuando jugadores como Mauricio Haddad y Miguel Tobón ya viajaban por el mundo compitiendo en el circuito tenístico. Fueron sus ídolos durante la niñez y lo son aún hoy que tiene 38 años. Sin embargo, durante sus primeros años de vida los envidiaba, pues, cuando nació, los médicos le diagnosticaron parálisis cerebral motora, trastorno producido por un accidente cerebrovascular que es conocido como hemiplejia.
De acuerdo con la explicación que recibieron sus padres, Oscar Martínez y Yolanda Vega, Johana no podría asistir a un colegio convencional, ni realizar muchas de las actividades básicas para un ser humano. Pero el dictamen científico se equivocó con esta bogotana que hoy cuenta con un título profesional en Administración Deportiva de la Universidad Distrital y que recuerda con alegría los entrenamientos compartidos junto a Haddad y Tobón.
Los primeros intentos de Johana en el tenis estuvieron marcados por la negativa de los entrenadores, quienes argumentaban que su discapacidad motora le impedía desenvolverse normalmente en el juego. Sin embargo, el propósito en la vida de esta bogotana siempre ha sido apoyar a las personas que, como ella, cuentan con alguna limitación física.
Por eso, en 2003 emprendió un proyecto de canotaje enfocado en personas discapacitadas, luego de haber asistido a un campeonato de tenis sobre silla de ruedas organizado la Liga de Tenis de Bogotá, en el que conoció a Fabio Padilla, uno de los jugadores más destacados en aquella época. “Lo primero que Fabio me dijo fue que él me había visto caminar y que podía jugar tenis en silla de ruedas, pero que no se atrevía a invitarme por temor a que yo reaccionara negativamente ante la propuesta”, recuerda.
Fue entonces cuando Johana decidió probar suerte en una modalidad que jamás había considerado en sus 23 años de vida. “Cuando intenté jugar en la silla, no podía creer como ellos lograban moverla por toda la cancha y además pegarle a la bola”, cuenta quien ahora ostenta un palmarés repleto de éxitos. Tan solo 10 días después de haber empezado a practicar, recibió la invitación para participar de un torneo en Cali. “Fui solo por mi proyecto de canotaje, porque nunca creí ganar un solo partido allá y tampoco me imaginé lo que significaría ese torneo para el resto de mi vida”, confesó la tenista capitalina, que se compró su primera silla con el premio que obtuvo tras haber sido campeona del certamen caleño en sencillos, y también en la modalidad de dobles mixtos, junto a Fabio Padilla.
Johana Martínez. Cortesía: Alvarado Fotografía
Fue tal su evolución en el mundo del tenis sobre silla de ruedas, que Mark Bullock -Director de Desarrollo de la ITF- la invitó en 2005 a entrenar en Holanda, donde festejó su primer título internacional: el Ossur Open. Pero los buenos resultados no desviaron su intención de hacer crecer el deporte nacional. “Volví a Colombia muy motivada, en busca de mejores oportunidades y con la intención de involucrar a más jugadores”, relata. En julio de ese mismo año coordinó una visita de Bullock a nuestro país, con el objetivo de promover el desarrollo de esta modalidad del deporte blanco. Los resultados fueron más que positivos, puesto que de allí surgió María Angélica Bernal, la tenista cafetera más destacada en la actualidad.
Ya pasaron 15 años desde que Johana cumplió su sueño de jugar al tenis. En ese lapso, ha levantado trofeos en más de ocho países y se convirtió en la primera suramericana en participar de un Grand Slam (Australian Open, 2008), así como la primera sudamericana en clasificar a unos Juegos Paralímpicos (Beijing, 2008). Cuenta con una medalla de oro obtenida en los Juegos Paralímpicos Nacionales (Cali, 2008), una de plata en los Juegos Panamericanos de Guadalajara (2011) y otra de bronce, correspondiente a los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro en 2007.
En los últimos meses se ha dedicado a conseguir recursos económicos para estar en los Juegos Parapanamericanos de Lima (2019) y, de ser posible, en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020. “Quisiera tener la oportunidad de explotar todo mi potencial deportivo, tener un verdadero ciclo paralímpico que me permita hacer una preparación adecuada y de paso tener una buena silla de ruedas”. Pero también ha centrado su esfuerzo en gestiones con la ITF para darle a los más pequeños la oportunidad de competir en torneos internacionales.
Johana asegura que las lesiones, la falta de apoyo y el desconocimiento que hay en Colombia con respecto a esta modalidad, por momentos, la desmotivan. Sin embargo, valora su propio recorrido, lo que logró como deportista y sobre todo lo que aprendió como ser humano durante el proceso que ha vivido. “Me llena de felicidad haber cumplido mi sueño y haber abonado un camino para los que seguirán llegando. Mi meta es que el tenis en silla de ruedas se maneje como en Inglaterra, Holanda o Chile, donde el tenis es solo uno y simplemente está dividido por categorías”.
Johana Martínez Vega ha demostrado que ningún obstáculo es definitivo para aquellos que se empeñan en materializar los sueños. Por eso, ahora su objetivo consiste en crear una estructura sólida para todos los deportistas del país que, al igual que ella, aspiran a superar la barrera de la discapacidad para destacarse en el ámbito deportivo.
[author image=»https://pbs.twimg.com/profile_images/1122365846247096320/gFoXr9nB_400x400.jpg» ]Marcelo Becerra Concha (@Marcelob11) Disfruto conociendo el mundo del deporte desde adentro. Bogotá.[/author]
