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El tenis profesional es un deporte que persigue el sol. El calendario de los más grandes torneos del año se organiza, en su mayoría, siguiendo las estaciones de los distintos hemisferios y acomodándose en aquellos en los que el verano está presente. Así, el año comienza en pleno verano australiano y va persiguiendo el verano hasta el caluroso septiembre de Nueva York, en el que tiene lugar el US Open.
Sin embargo, las condiciones climáticas extremas se han vuelto una variable cada vez más determinante: partidos que se alargan hasta poner en riesgo la salud de los jugadores, desmayos, malestares generalizados e incluso episodios en los que la lógica de competir bajo las altas temperaturas roza lo peligroso. El 2025 fue, en muchos sentidos, un año en el que el calor dejó de ser una incomodidad para convertirse en un elemento que obligó al circuito a replantear sus reglas y prioridades.
El martes 16 de diciembre, la ATP anunció una nueva regla contra el calor extremo que entrará en vigor a partir de la temporada 2026, con el objetivo explícito de proteger la salud de los tenistas y de todos los presentes en un torneo. La medida, que alinea al tenis masculino con prácticas similares ya vigentes en la WTA y en algunos Grand Slams, se basa en el índice Wet Bulb Globe Temperature (WBGT) —un método que no solo mide la temperatura, sino también la humedad, la radiación solar y otros factores que influyen en el estrés térmico humano— para determinar cuándo deben tomarse acciones específicas.
Bajo esta nueva regla, si el WBGT alcanza 30.1 °C o más durante los dos primeros sets de un partido individual al mejor de tres, los jugadores podrán solicitar una pausa de 10 minutos después del segundo set para refrescarse. Ese tiempo de descanso, supervisado por el personal médico de la ATP, podrá usarse para hidratarse, cambiarse de ropa, ducharse y recibir indicaciones de su entrenador. Además, si el WBGT supera los 32.2 °C, el juego se suspenderá completamente hasta que las condiciones mejoren.
La decisión llega tras varias jornadas en 2025, donde las condiciones fueron extremas y se tradujeron en momentos preocupantes para los jugadores. En el Masters 1000 de Shanghái, las temperaturas con humedad elevada jugaron una mala pasada: Novak Djokovic llegó a vomitar durante un partido mientras luchaba por mantenerse en pie y el entonces defensor del título Jannik Sinner terminó su defensa con graves calambres que lo obligaron a retirarse antes de tiempo.
Con el nuevo enfoque, el circuito masculino no solo da un paso adelante para proteger directamente a los protagonistas, sino también para mejorar las condiciones de árbitros, recogepelotas, oficiales y espectadores, reconociendo que el calor extremo es un desafío que trasciende las pistas.


