El galo relata su historia en BehindTheRacquet
Laurent Lokoli es un tenista francés, tiene 26 años, su mejor ranking ATP fue el puesto 207° logrado en el año 2015 –actualmente es 367°-, se ha destacado en torneos del Circuito World Tennis Tour, donde acumula nueve títulos; sin embargo, no es un gran referente en el denominado ‘deporte blanco’, aun así, es dueño de una espectacular historia de superación, donde la muerte ha sido la principal protagonista y la cual relata en BehindTheRacquet.
“Crecí al lado de mis padres y mis tres hermanas mayores en Córcega, una pequeña isla en el Mar Mediterráneo. A los 10 años, la vida me arrodilló, pues a una de mis hermanas le diagnosticaron cáncer. Durante dos años, la vi luchar por su vida. Fui testigo de la pérdida de su cabello, lloraba, me abrazaba y me sentía impotente. Después de una larga y dura batalla, venció al cáncer y me hizo prometerle que nunca me rendiría.
A los 12 años partí de casa, con el objetivo de entrenar y encontré en el tenis el arma perfecta para luchar, porque mis padres adelantaban un proceso para divorciarse. Finalmente, me pude acomodar, pero luego experimenté el dolor más profundo de mi vida. Tenía 14 años cuando mi hermana mayor falleció en un accidente automovilístico, ella tenía 28 años. Sentí como si alguien me hubiera quitado el corazón del pecho y no pudiera soportar el dolor. Mi hermana era abogada y mi modelo a seguir, me dejó sin un punto de referencia. Me convertí en una persona totalmente diferente, luchando contra mi dolor en la oscuridad y la soledad; además, la Federación Francesa siempre me miro como un extraño. Estaba solo y luchaba por hacer amigos. Vi a mi familia desmoronarse. La gente no entendía que no me podía sentir feliz de nuevo.
El tenis me salvó. Fue el único momento en que pude sentirme cerca de mi hermana porque ella era una enamorada de este deporte. La tengo bajo mi piel por toda la eternidad y mi objetivo es hacerla sentir orgullosa. De los 16 a los 20 años, mejoré en la cancha. En mi habitación, escuchaba hip hop y recordé haber bailado con mi hermana. Bailar me ayudó socialmente durante este tiempo.
Luego perdí a mis abuelos y a mi hermanastro, lo que dejó a mi sobrina de 3 años sola con mi hermana. La muerte siempre ha estado a mi alrededor, pero salí de mi oscuridad. A los 20 años, vi la luz después de clasificar para Roland Garros. Tuve la oportunidad de ‘bailar’ con Gael Monfils en la cancha Philippe Chatrier. Le prometí a mi hermana que jugaría allí, y esa fue la razón por la que continué luchando, para cumplir esa promesa. Durante los últimos seis años, he luchado con las lesiones, pero siempre estoy feliz de volver a la cancha porque la vida me enseñó a disfrutar de las pequeñas cosas. Este año me recordaron lo preciosa que es la vida porque a mi tío le diagnosticaron cáncer y durante el Abierto de Mallorca de 2020, tuve un accidente de coche antes de un partido.
Soy inquebrantable. Mi confianza en mí mismo, mi sonrisa, mi espíritu de lucha, mis tatuajes, mi lado oscuro. Estas cosas vinieron de las cicatrices de mi pasado y me enseñaron a vivir en el presente y a abrazar el futuro. La vida es corta, así que es importante sonreír, aunque estés pasando por momentos difíciles. No estás solo».
[author image=»https://pbs.twimg.com/profile_images/532902040893022209/gonhrGnQ.jpeg» ]Francisco Vargas: Twitter @VargasPacho. Periodista especializado en tenis con una experiencia de 8 años en los diferentes circuitos de la ATP y WTA. Voice Over en eventos internacionales. [/author]