La polémica situación que se vivió durante la final femenina del US Open ha dejado bastante inconforme al gremio arbitral.
Aún quedan rezagos de lo sucedido el último sábado en pleno Arthur Ashe, donde Serena Williams protagonizó un bochornoso espectáculo en el que trató de «ladrón» al juez de silla Carlos Ramos, luego de que la penalizara por haber roto la norma del coaching cuando transcurría el segundo game del set definitivo en la final del US Open.
Según informa el diario británico The Times, el gremio arbitral se encuentra bastante descontento con la situación, puesto que tanto la WTA como la USTA respaldaron a la jugadora estadounidense, a pesar de las pruebas que corroboran que el portugués actúo de acuerdo al reglamento. A través de un comunicado, los entes oficiales involucrados apoyaron las acusaciones sexistas de Serena e indirectamente ensuciaron la imagen del juez.
Por esta razón, el colectivo de árbitros está considerando lo que sería una decisión radical para hacer sentir su inconformidad: no volver a arbitrar un partido en el que la menor de las Williams sea protagonista. «Ramos fue lanzado a los lobos, simplemente por hacer su trabajo, y por no ser complaciente con un acto de irrespeto», expresó uno de los jueces (anónimo) que coinciden en que no sólo Ramos, sino todo el gremio fue maltratado, por ejemplo, durante la ceremonia de premiación en la que Ramos no fue llamado para recibir el reconocimiento protocolar que se le entrega a quien imparte justicia en la final.
Por su parte, la ITF hizo público un comunicado en el que respalda al protagonista de esta historia: «Carlos es uno de los jueces de silla más experimentados y respetados dentro del tenis. Es importante recordar que sus acciones fueron tomadas siguiendo las reglas y actuó con profesionalidad e integridad».
De acuerdo con el medio británico, Ramos está dispuesto a disminuir la tensión que ha generado el hecho, pero también se ha conocido que sus colegas planean consolidar un grupo suficientemente grande para demostrar su molestia. En caso de materializar su objetivo, los jueces de silla provocarían un hecho sin precedentes en la historia del deporte blanco.
Redacción Match Tenis
