En la previa de su debut en el ATP 250 de Brisbane, el escocés se refirió a las dificultades que ha atravesado por culpa de la lesión y a sus expectativas en este regreso al circuito.
El último año y medio de Andy Murray ha estado marcado por la adversidad. Los problemas de cadera que lo marginaron del circuito mundial hace ya una temporada, persisten, aunque son de menor intensidad, para fortuna del jugador.
Por eso, la ilusión de retornar a los primeros planos se sostiene en lo que pueda hacer a partir de la próxima semana en Brisbane, y más adelante en el Australian Open, donde jugará gracias a su ranking protegido. «Aún hay muchas cosas que quiero conseguir. Ahora, si voy a ser capaz de hacerlo, realmente no lo sé, pero quiero intentarlo«, aseguró el dos veces campeón del ATP 250 australiano, quien sueña con volver a disputar un partido de alta envergadura.
Si pudiera elegir un sólo título en esta vuelta a la competencia, «me encantaría ganar Roland Garros«, aseveró el actual 256° del mundo sobre un torneo en el que acumula cuatro semifinales y una final.
Respecto a las dificultades que atravesó durante 2017 con la lesión, Murray fue más que claro: «La decisión de seguir o no jugando al tenis va a ser mía. Quiero que sea así, y no que una lesión me obligue a hacerlo», sostuvo. Y agregó: «Si hace seis meses me hubiera retirado, hoy miraría atrás y me arrepentiría».
El oriundo de la isla británica continuará preparándose para su debut en suelo oceánico, pensando en que su cadera le permita entrar de nuevo en ritmo de competencia.
