Rafa Nadal regresó a una pista rápida, por primera vez, desde el pasado 23 de enero cuando se retiró lesionado, ante Marin Cilic, en el duelo de cuartos de final del Abierto de Australia. Lo hizo con victoria ante el francés Benoit Paire, que no fue escollo de entidad para el máximo favorito en su primera participación en Toronto desde el año 2010.
El mallorquín tiene ante sí volver a lograr el doblete que consiguió en el año 2013, cuando ganó, de forma consecutiva, en Canadá y Cincinnati. Nadal es el único jugador en activo que lo ha logrado en una misma temporada. Aquel año culminó con la recuperación del número uno mundial, una condición que hoy también atesora.
El balear estuvo ausente en las pistas durante siete meses por una lesión en el tendón rotuliano de su rodilla izquierda y, a su regreso, en un periplo donde logró diez títulos, la gira de cemento norteamericana previa al último Grand Slam del año, el US Open, fue testigo de su buen hacer.
Nadal llegaba a Canadá como cuarto sembrado y a más de 5.000 puntos del rey indiscutible del momento: el serbio Novak Djokovic. Venía de coronarse en Roland Garros y de firmar una excelente gira de tierra. Sobre la Central de Montreal, el manacorí alcanzó las semifinales sin ceder un solo parcial por el camino en los tres partidos previos. En semifinales esperaba Djokovic. Nadal no dudó y, tras dos horas y media de batalla, acabó con las opciones del balcánico en tres mangas (6-4 3-6 7-6 (2)).
Aquello fue un balón de oxígeno para el español que derrotó, sin contemporizar, al local Milos Raonic ante su público tras un primer parcial inmaculado donde Rafa se dejó tan solo un punto con su saque. Con un nivel sobresaliente abrazó su 25ª corona de Masters 1000.
Ya en Cincinnati, las miradas se fijaban en el mismo protagonista instado a repetir la gesta de Andy Roddick diez años antes (2003), cuando el norteamericano ganara en las dos plazas anteriores a Flushing Meadows.
Después de superar un cuadro difícil -dejó por el camino a Dimitrov o Federer, entre otros- el hispano doblegó a John Isner en la final en dos tie-breaks -7-6 (8), 7-6 (3)-, sin tener ni una sola de rotura a su favor. Recuperó el número dos mundial y aupó su quinto Masters 1000 del año igualando al Djokovic de 2011. En los 12 torneos disputados, tras su vuelta en febrero de la lesión de siete meses, había jugado once finales. «Fui paciente a la espera de mis oportunidades y estuve concentrado para intentar no darle oportunidades con mi saque”, dijo entonces.
Ahora, cinco años después, Nadal vuelve a encontrarse en la misma situación que en 2013. Mucho más cómodo y con sus últimas dolencias enterradas, el balear pisó fuerte en Toronto tras su derrota en Wimbledon ante Djokovic. De nuevo el serbio parece hacerle sombra como en aquel capítulo, esta vez, por detrás en el ranking.
[author image=»https://pbs.twimg.com/profile_images/947115456313389056/6XbxWQhc_400x400.jpg» ]DAVID SÁNCHEZ: @DASanchez__. Periodista especializado en tenis. Autor del libro ‘Sentir el tenis’ (Editorial Libros.com). Voleador nato en la red 2.0 y un jugador regular desde fondo histórico. Ágil y con capacidad de adaptación a todo tipo de superficies textuales. Español pero cosmopolita gráfico. He publicado en medios como CNN Chile, Sphera Sports, SportYou o El HuffPost y colaborado con emisoras radiofónicas como Radio MARCA, esRadio, RNE o Radio Internacional.[/author]
