Son varios los factores para decidir a quién se le realizan los exámenes: rendimiento, ránking, análisis biológico, recursos, lesiones y calendario de trabajo, así como información sobre un posible dopaje.
El entorno de Serena Williams no se explica por qué la United States Anti-Doping Agency (USADA) ha solicitado a la tenista norteamericana en tantas ocasiones a lo largo de este 2018. Desde que inició la actual temporada, la menor de las hermanas Williams ha tenido que someterse a cinco controles antidopaje, llegando a duplicar e incluso quintuplicar la cantidad de veces en las que han sido solicitadas otras jugadoras del circuito WTA, como por ejemplo sus compatriotas Alison Riske y Bernarda Pera, quienes no saben lo que es un control antidoping a esta altura del año.
La situación ya venía incomodando a la campeona de 23 majors desde hace un par de meses, pero todo explotó el pasado 14 de junio, cuando un agente de la USADA llegó hasta su casa en horas de la mañana, para realizarle una prueba sorpresa. Serena se encontraba por fuera de casa en el momento de la visita, así que uno de sus asistentes de hogar fue el encargado de atender la visita del personaje que, de forma arbitraria, le anunció que no abandonaría la propiedad hasta realizarle el control correspondiente a la jugadora.
Según informa el portal Deadspin, tan pronto supo lo que estaba ocurriendo, Williams se comunicó con el presidente de la WTA, Steve Simons, para manifestarle que ella y su equipo se sentían «señalados e invadidos», teniendo en cuenta que estuvo un año entero sin competir debido a su embarazo, y que, además, se encuentra bastante alejada de los puestos de vanguardia en el escalafón mundial (454º).
La llamada de Serena surtió efecto y, tras un par de llamadas, el agente que se encontraba en su hogar se fue sin realizar la prueba. Lo anterior no representará un problema para la jugadora, ya que, al haber sido una visita sorpresa no estaba obligada a permanecer en su casa, como sí lo dictan las normas de los controles que son programados con anticipación.
La USADA manifestó que no considera injusta la cantidad de veces que la ex Nº1 del mundo ha sido sometida a los análisis y desmintió categóricamente que exista algún tipo de persecución en su contra. Sin embargo, el equipo que acompaña a la tenista de 36 años se siente bajo la lupa. ¿Habrá más controles para Serena en lo que resta de la temporada?
Redacción Match Tenis