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¿Se activará el tenis en el Vaticano? La historia de la cancha en la Santa Sede

Informes indican que el tenis se practica en la Santa Sede desde 1551

por Francisco Vargas
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El 15 de mayo de 2013, aprovechando su presencia en la tercera ronda del ATP Masters 1000 de Roma, y por iniciativa de esta entidad, el argentino Juan Martín del Potro visitó al papa Francisco en el Vaticano, le obsequió una raqueta y le pidió que le bendijera un rosario. Tal vez, muchos piensen que esa imagen sea la única que relacione al tenis con la religión, pero no es así, de hecho, en el Vaticano, este deporte es dueño de una rica historia.

La relación inició en el año 1551, cuando un carpintero recibió el encargo de construir, en el Corredor del famoso patio del Belvedere, una galería de madera para jugar a la pallacorda ‘el deporte de los reyes’ y del que se deriva el tenis. Estaban situadas debajo de los apartamentos privados que el Papa Julio III había construido y diversos escritos ratifican su existencia. De hecho, en el Patio del Beldevere, un complejo de edificios ubicado al norte de la Basílica de San Pedro, existe imagen de 1637 de Domenico Parasacchi, donde se muestra a dos jugadores con raqueta y quienes han sido interpretados como dos cardenales.

Lo anterior da fe de las historias que el tenis y el Vaticano tienen mucho en común. Justamente, monseñor jubilado Francisco Javier Lozano, quien fuera Arzobispo de Peñafiel en Valladolid, transitó por el camino que conduce a la cancha de tenis de este estado, un espacio donde vivió momentos inolvidables, recordando que en 1986 fue campeón del Torneo La Amistad.

Todavía queda una cancha de tenis, en donde se celebraban aquellos torneos, y en la que personalidades eclesiásticas y del mundo del deporte pasaban momentos emocionantes. Pero ya no hay quien impulse con más fuerza este deporte dentro del Vaticano y una parte de la única cancha que queda está ocupada por las carpas que se utilizan para el arreglo de los jardines. Cuando se hizo la obra de los Museos Vaticanos -aclara- hubo que prescindir de algunos espacios que antiguamente utilizábamos para hacer deporte”, fueron sus palabras  en declaraciones recogidas hace algunos años por Vida y Tenis.

En 1978, el periódico deportivo Corriere dello Sport titulaba: “Un miembro de la Guardia Suiza detiene a un Monseñor”. Lo anterior obedecía a que Pietro Hasler, Mayor de la Guardia Suiza, vencía por doble 6-2 a monseñor Faustino Sainz Muñoz en la final del Torneo La Amistad. Aquella fue su segunda edición, pues en 1977 se realizó la versión pionera luego de las remodelaciones de los jardines del Vaticano, en la que se aprovechó para reconstruir la vieja cancha de tenis.

Entre 1981 y 1984 el torneo fue por equipos de cuatro jugadores cada uno; en 1985 se retomó el singles, el torneo se llamó Vaticano Open y fue promocionado por Nicola Pietrangeli y Adriano Panatta, dos grandes referentes del tenis italiano. Allí se incluyeron competencias juveniles que iban dirigidas para hijos de los funcionarios del Vaticano; de esta manera se jugó por unos años más hasta su interrupción definitiva. En 2008 se hicieron de nuevos torneos por iniciativa de los empleados de los Museos Vaticanos.

A la ya referenciada visita de Juan Martín del Potro al papa Francisco, se puede recordar otro capítulo en el 2013, pues un sacerdote católico nacido en Nigeria cumplió funciones como juez de silla en el Abierto de los Estados Unidos. Fue el padre Paul Arinze, quien estuvo a tiempo parcial en el evento neoyorquino, sin dejar a un lado sus obligaciones con una iglesia en Wisconsil, en la Parroquia de San José de Dodgeville; además, ha dirigido en varios torneos en los Estados Unidos y Wimbledon.

Papa León XIV, un aficionado al tenis

Los católicos celebran la proclamación del estadounidense Robert Francis Prevost como nuevo papa de la iglesia, quien además se considera un tenista aficionado, tal cual como lo dejo en evidencia un par de años atrás en una entrevista. Lo anterior hace posible pensar que este deporte empiece a hacer eco en la Catedral de San Pedro en el Vaticano.

León XIV, el nuevo Papa con alma de tenista: “Me considero un tenista aficionado»

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