Los asistentes a la Suzanne-Lenglen -y todos los que componen el planeta tenis- disfrutaron en la jornada dominical del mejor partido en esta edición de Roland Garros y, por qué no, del choque más espectacular en lo que va de este 2019.
Stefanos Tsitsipas y Stan Wawrinka batallaron durante cinco horas y nueve minutos por un cupo en cuartos de final del major francés, y finalmente fue la experiencia del suizo la que terminó eligiendo al ganador. Por supuesto, la satisfacción del campeón en la edición 2015 fue directamente proporcional a la decepción que experimentó el griego de 20 años, quien aseguró que «hace mucho tiempo no lloraba después de un partido».
A su corta edad, asimilar un golpe de tal magnitud resulta complicado. Incluso, se convierte en un desafío que pone a prueba su fortaleza mental y su convicción. Pero, por fortuna, las palabras que escribió el ateniense en su cuenta de Instagram muestran, no solo su madurez, sino que retratan los sentimientos más genuinos de un deportista.
Estas fueron las palabras de Tsitsipas, una vez finalizado el partido:
«Hoy sentí algo que realmente no puedo explicar. Hoy fue la primera vez en mi vida entera, en mis 20 años de existencia, que sentí esa «aura»; la verdadera definición de la palabra ‘competir’. No cualquier forma de competir, esta vez se sintió distinto a cualquier otro momento, a cualquier otra batalla, a cualquier otra situación sobre una cancha de tenis. Hay algo que hoy no seré capaz de explicar. Es un sentimiento que me permite valorar el deporte que elegí como estilo de vida. El amargo sabor de esta derrota es algo inexplicable.
Stan Wawrinka hace de nuestro deporte algo real y pragmático. Algo bastante difícil de encontrar en el mundo que vivimos. Algo único. Ambos nos exigimos al máximo, fuimos más allá de los límites; ambos experimentamos la suerte, pero nuestro destino estaba escrito sobre esa cancha parisina después de cinco horas de sufrimiento mental y físico.
Realmente no sé cómo me siento ahora; no sé si es positivo o negativo. Pero hoy aprendí algo que ninguna escuela, ningún salón, ningún profesor sería capaz de enseñar: se llama vivir la vida».
Redacción Match Tenis
