Por Andrés Rodríguez
La intensidad del último Grand Slam del año se ha sentido más allá de los puntos y los resultados: Flushing Meadows se transformó en un escenario cargado de emociones, donde la presión, el cansancio y el calor de Nueva York se mezclaron para dar lugar a momentos tan polémicos como memorables. Entre raquetas rotas, reclamos y discusiones sobre códigos de respeto, este torneo ha mostrado el lado más humano, y a veces más visceral, del tenis profesional.
El drama
Un cruce cargado de tensión sucedió cuando Jaume Munar confrontó a Zizou Bergs, tras haberle vencido en su encuentro por la tercera ronda, cuestionándolo por sus gritos al golpear la pelota.
Munar sintió que dichos gritos tenían la intención de distraerle y, a pesar de su victoria, no pudo evitar ponerle frente a su rival. Ante la acusación, el tenista belga respondió de forma acalorada y señalo que Munar no tenía que “hablar basura”. Después del partido y con aires más tranquilos, el belga confesó: “No fue intencional”. Munar aceptó la respuesta, aun cuando señalo que cree que Bergs “hizo algunas cosas mal”.
En otro rincón del torneo, los dobles femeninos encendieron chispas en un altercado similar tras el triunfo de Peyton Stearns y McCartney Kessler ante Sorana Cîrstea y Anna Kalinskaya. El duelo culminó con un cruce acalorado de palabras en la red, en el que Kalinskaya confrontó a Stearns por una supuesta falta de deportividad durante el encuentro.
“Esperaba un poco de respeto. No te vi disculparte ni una vez”, señalo la tenista rusa, en referencia a algunos momentos en los que la americana apunto sus tiros en dirección de Kalinskaya. Stearns, sorprendida, explicó luego que sí lo intentó durante la acción, levantando la mano, pero Kalinskaya no lo notó. “Todo quedó aclarado y lo sellamos con un choque de puños”, escribió Stearns en redes tras el encuentro.
De vuelta al cuadro masculino, un recurso legal, pero polémico, fue el detonante entre Stefanos Tsitsipas y Daniel Altmaier. Durante el partido, Altmaier recurrió al saque por debajo en un par de ocasiones, gesto que el griego tomó como ofensivo.
En el encuentro en la red, Tsitsipas disparó contra el alemán: “Si sirves así, no te preguntes por qué te golpeo”, haciendo alusión a que había intentado golpearlo con sus tiros durante el encuentro. Altmaier, tranquilo, solo levantó las manos y se alejó, citando que el recurso “hace parte del tenis”.
Uno de los choques más mediáticos llegó por otro reclamo de etiqueta. Esta vez la letona Jelena Ostapenko, cuestionó a Taylor Townsend por no disculparse al verse beneficiada por un golpe en la faja de la red que resultó en un punto a su favor. En los ojos de Ostapenko, esto significó una falta grave y sintió que la cortesía que le correspondía fue ignorada.
Tras la victoria de la estadounidense, Ostanpenko se dirigió a Townsend y señalo que “no tiene clase, ni educación”. Naturalmente, Townsend, quien es afroamericana, no pudo evitar tomar el comentario como racista, por las implicaciones que tiene una alusión a “la falta de educación” de una persona negra en los Estados Unidos.
Después del encuentro, la estadounidense respondió con inteligencia: “Parece que ella esperaba una reacción distinta mía y no la di, y eso la enfureció”. Ostapenko, por su lado, se tomó las redes sociales para disculparse por su comportamiento. Señaló que las implicaciones racistas de sus comentarios vinieron de un desconocimiento por su parte, tanto del idioma como de la cultura estadounidense, al no ser el inglés su lengua natal, y que no quería implicar nada distinto a “educación en el ámbito del tenis”.
Otro altercado estalló en la primera ronda, cuando Daniil Medvedev enfrentaba a Benjamin Bonzi con el partido al filo de la sentencia. El francés se encontraba sacando para partido, en el 5-4 del tercer set. En ese instante crítico, un fotógrafo ingresó sorpresivamente a la cancha justo entre saques. El árbitro dio a Bonzi una nueva primera bola, lo que detonó una explosión incontrolable del ruso: gritos al umpire, provocación a la grada y un retraso de seis minutos mientras el público hacía llover abucheos.
Este incidente cambiaría radicalmente el rumbo del partido, al menos por los siguientes sets. El ruso quebraría para llevar el partido a un cuarto set, que tomaría por un aplastante 6-0. Un Bonzi visiblemente afectado por la situación, lograría recobrar fuerzas para finalmente llevarse el partido en el quinto set. Luego vendría el icónico cierre con raqueta rota incluida a pies del umpire.
La USTA multó a Medvedev con $42,500—el 40% de su premio—y retiró la acreditación del fotógrafo. Medvedev alegó su enojo: “No estaba molesto con el fotógrafo… estaba molesto con la decisión” y añadió que “no hizo nada malo”.
¿Por qué tantos estallidos en este US Open 2025?
Para algunos, el tenso ambiente de Nueva York es uno de los motivos de las crecientes tensiones. No por nada, el estadio Arthur Ashe se ha ganado la reputación de ser uno de los estadios más rudos y ruidosos del tenis mundial.
“La ciudad de Nueva York suele generar mucho drama”. Señalo Jessica Pegula. “Siento que el público está bastante loco. Logran alterar a todo el mundo”. Por su lado, Coco Gauff agregó que los fans de Nueva York están acostumbrados a las atmosferas y dinámicas de otros eventos deportivos en la ciudad.
Tanto Pegula como Gauff estuvieron de acuerdo en otra posible explicacion de las tensiones: El último Grand Slam de la temporada implica que los tenistas cargan con cansancio acumulado, tanto físico como mental.
“Todos estamos tensos. Es el último Grand Slam en el calendario, la última chance para tener un buen torneo de este calibre en un buen tiempo”. Dijo Pegula. “Creo que la gente está estresada, estás allá afuera tratando de competir y de ganar. Se convierte en algo emocional.”
Gauff señalo que este tipo de incidentes es normal. “Es una semana más en el tour para nosotros” dijo, señalando también que parte del revuelo puede tener que ver con la magnitud del torneo. “Estas cosas pasan, diría que más frecuentemente de lo que alguien que solo ve los Grand Slams podría pensar”.
Lo cierto es que el US Open 2025 estuvo plagado de este tipo de choques. Las expectativas de los jugadores y sus deseos de ganar ponen en juego un sinfín de emociones que a veces pueden salirse de control. Siempre y cuando estas instancias se mantengan bajo revisión y sean manejadas de forma oportuna por los jugadores y las entidades reguladoras correspondientes, serán también el resultado de la pasión con la que profesionales y aficionados viven el deporte.