Al igual que cientos de academias que existen alrededor del territorio nacional, la Academia Coronado Ángel podría ser considerada como otro centro tenístico. Cuenta con personal capacitado para formar jugadores, posee espacios aptos para la práctica de este deporte y maneja programas de entrenamiento, cumpliendo con los requisitos establecidos. Pero esta institución deportiva, ubicada en el Seminario Menor de Bogotá, también podría catalogarse como un lugar de transformación.
«Mi meta siempre ha consistido en ayudar a las personas que me rodean en todos los ámbitos de mi vida», asegura Alfredo Coronado, director y fundador de la Academia, que cuando recién daba sus primeros pasos en el deporte blanco fue expulsado de un curso de capacitación para entrenadores por el simple hecho de ser un caddie. Aunque fue un suceso cruel, aquel desplante se convirtió en el trampolín que utilizó este boyacense para darle rienda suelta a su vocación.
«Siempre que pienso en esa situación, reafirmó la importancia de brindarle apoyo a los demás. No se trata solo de ofrecerles un trabajo para que evolucionen económicamente, se trata de ayudarlos a entender cuál es su propósito de vida para que cualquier cosa que realicen -sin importar la magnitud- los encamine hacia donde pretenden».
Desde la fundación de la Academia, Alfredo ha contado con el soporte de su esposa Patricia -directora administrativa- y su hijo José Alejandro -entrenador-, dos personas claves en la construcción de la familia en la que se ha convertido este espacio. Y más allá del vínculo sanguíneo que los une, los tres trabajan bajo el mismo lineamiento: formar personas.
Ellos tres son la base de un esfuerzo que ha beneficiado, por supuesto a los niños que entrenan en la academia, pero también a quienes se desenvuelven como entrenadores o como caddies. «Yo pretendo que aquellos que trabajan conmigo, primero sean buenas personas, y luego buenos profesionales«, expresa Alfredo, que ha aplicado la misma dinámica de selección con cada una de las personas que lo acompañan día a día.
«Lo primero que le pregunto a las personas que se acercan en busca de una oportunidad es ‘¿qué quiere hacer con su vida?’. Muchos se enfocan en conseguir plata lo más pronto posible para sobresalir, pero para conseguirla se necesitan habilidades; es decir, estudiar. Y esos conocimientos después pueden aplicarlos. Para mí es fundamental saber qué quiere la persona, a parte de llenarse los bolsillos«.
En el grupo de trabajo de la Academia Coronado Ángel existen grandes ejemplos de superación y transformación. Uno de ellos es Guillermo, un experimentado entrenador que durante varios años trabajó ‘desenfocado’ -como él mismo dice’-. Llegó a la academia el 10 de enero de 2019 para darse la última oportunidad antes de retirarse, y sin saberlo, inició un camino que ha transformado su visión de la vida. «Dejé de ser egoísta. Antes me preocupaba por dictar mis clases para cumplir el requisito y cobrar lo que me correspondía, pero aquí he aprendido a valorar a las personas y eso ha significado algo muy importante para mí«, confiesa. «Ahora escucho a los jugadores, me involucro más con ellos y eso me ha convertido en un mejor entrenador de tenis».
Así como le ocurrió a Guillermo, otros integrantes del equipo de trabajo -como Eduardo Meza o Andrés Rivas- han encontrado una oportunidad para explotar sus virtudes y desenvolverse en un ambiente de comprensión, dejando atrás las dificultades y los riesgos a los que se enfrentaban en épocas pasadas de sus vidas.
«Me enorgullece haber creado un grupo de trabajo de una calidad humana grandísima«, sostiene la cabeza de este proyecto, cuyo valor más grande radica en la transmisión de conocimientos deportivos a través de valores esenciales para el óptimo desarrollo de cualquier ser humano.
[author image=»https://pbs.twimg.com/profile_images/1122365846247096320/gFoXr9nB_400x400.jpg» ]Marcelo Becerra Concha (@Marcelob11) Disfruto conociendo el mundo del deporte desde adentro. Bogotá.[/author]