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ANDY MURRAY, UNA CONSTANTE PRUEBA DE CARACTER

por Andrés Peraza
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Es posible que la gran mayoría haya conocido a Andy Murray recién en los últimos años. Campeón de Wimbledon –en dos ocasiones-, campeón del US Open e integrante del selecto grupo de ‘Los Cuatro Fantásticos’ junto a Federer, Nadal y Djokovic, el oriundo de Dunblane se ha ganado con creces el reconocimiento del que hoy en día goza dentro del mundo del tenis; pero, además de los títulos, al escocés se le conoce por su carácter y por la fortaleza mental que lo acompaña en cada uno de sus encuentros.

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El tenista escocés transformó las frustraciones de su niñez en la fortaleza mental que hoy caracteriza su tenis.

Dicha fortaleza psicológica le ha permitido a Murray lidiar con momentos históricos cargados de extrema presión. Por ejemplo, aquel 7 de julio de 2013 quedará grabado en el recuerdo de los fanáticos del tenis, cuando se hizo cargo del legado de Fred Perry y cortó la racha de 77 años sin que Wimbledon disfrutara de ver a un jugador local coronándose como campeón. Andy demostró su carácter, se hizo cargo de las ilusiones y cumplió con las expectativas de miles de británicos que lo veían como la máxima esperanza en décadas, aún después de la fuerte decepción que significó su caída ante Federer, un año atrás, en la mismísima final.

Lo que muchos no saben del tenista escocés es que su historia y su carácter comenzaron a forjarse debido a la infinidad de derrotas que sufrió jugando ante su hermano Jamie. Con apenas 15 meses de diferencia, los hermanos Murray compartían todo tipo de actividades físicas ideadas por su madre Judy; en la mayoría, por no decir todas, el vencedor era Jamie. Así pasó con los juegos improvisados y la tendencia continuó cuando empezaron a enfrentarse en sus primeros torneos de tenis en Escocia. “Jamie, que era el mayor, siempre ganaba. Andy trataba de aparentar que no le importaba”, recuerda su progenitora en declaraciones recogidas por la ATP.

La rivalidad creció a medida que Andy y Jamie subían de categoría en los torneos que participaban simultáneamente. “La rivalidad entre hermanos fue muy importante. Al final, Jamie fue un espejo para Andy. Tener siempre que superar a su hermano, ese modelo a seguir, le hizo más fuerte”, asegura Judy.

Tantas caídas ante su hermano, provocaron que Andy decidiera salirse de la zona de confort; pues, el hoy jugador de 30 años se dio cuenta que, si quería jugar en el primer nivel, debía salir de su país para aprender nuevas cosas y enfrentar rivales de mayor categoría. Fue entonces cuando dio las primeras muestras de su carácter: “Estoy cansado de jugar contigo, con el abuelo y con papá. Quiero jugar al tenis de verdad”, le dijo a su mamá.

Todos en la familia eran conscientes de la necesidad de viajar a otros países para disputar nuevos torneos, aquellos que reunían a los jugadores más destacados de su categoría. Andy tenía apenas 15 años cuando le pidió a su madre que lo llevaran a entrenar España: “Rafa entrena con Carlos Moyá (entonces N° 1 del mundo y en cambio, yo entreno con mi hermano”. La decisión de viajar hasta Barcelona para entrenar en la Academia Sánchez – Casal bajo la supervisión de exitosos ex jugadores como Emilio Sánchez Vicario, Sergio Casal y Pato Álvarez, le permitió a Murray adaptarse a su nuevo modo de vida alcanzar un nivel de madurez que se complementó con el carácter que forjó durante sus primeros años como jugador.

“Allí maduré como persona y me convertí en un jugador de tenis. Gané confianza y mejoré mi concentración durante los partidos”, confesó Murray con respecto a esa etapa de su vida. La experiencia adquirida en tierra ibérica lo llevó a quedarse con el título del US Open en la categoría junior y, más adelante, le permitió disputar su primera final de un torneo ATP a los 18 años, en Bangkok (Tailandia), cuando cayó nada menos que ante Roger Federer.

Una de las características más relevantes del Andy Murray jugador que todos conocemos radica en su infancia. El acompañamiento de su madre, sumado a las situaciones que debió enfrentar con Jamie durante su proceso de formación, son parte del éxito que hoy envuelve al ex N° 1 del mundo. La temporada 2017 lo obligó a alejarse de las pistas, por lo que Andy espera volver en 2018 con toda la energía para dar una nueva muestra de su inmenso carácter.

[author image=»https://pbs.twimg.com/profile_images/742066367357161472/-CXpz_zc_400x400.jpg» ]Marcelo Becerra Concha (Twitter: @Marcelob11) Nací en Bogotá, tengo 22 años, soy estudiante de Comunicación Social y Periodismo en la Universidad de La Sabana. Fanático del fútbol argentino y el tenis[/author]

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