Revivimos una interesante anécdota de la que el legendario Björn Borg pudo arrepentirse.
Cualquiera podría pensar que un tenista capaz de ganar once títulos de Grand Slam no tendría que volver preocuparse jamás en su vida por temas económicos. Eso, claro, si se tratara de esta era en la que los deportistas de élite son multimillonarios; sin embargo, en el pasado, la industria del deporte era mucho menos fructífera y, por ende, los grandes campeones no gozaban de los beneficios económicos que hoy existen.
Por eso, en el regreso de Refrescando La Historia recordamos la difícil época que atravesó Björn Borg, quien a pesar de conquistar múltiples títulos major, en un momento de su vida se atrevió a pensar en vender algunos de sus trofeos.
La carrera del sueco fue realmente espectacular, y pese a que se retiró del circuito en 1982 con apenas 26 años, brilló entre las décadas del 70′ y el 80′; cuando colgó la raqueta acumulaba seis títulos en Roland Garros y otros cinco en Wimbledon, pero a pesar de su impresionante palmarés, la falta de pasión por lo que hacía lo llevó a tomar la decisión de alejarse del deporte blanco.
Nueve años después volvió a jugar y, como era de esperarse, sus resultados no fueron buenos, por lo que se retiró definitivamente en 1993. Pero la historia que hoy contaremos sucedió en 2006, cuando Borg tenía 50 años y su máxima prioridad era garantizar la estabilidad financiera de su familia, así que no se le ocurrió una mejor idea que subastar sus cinco trofeos de Wimbledon y dos de las raquetas de madera que utilizó para coronarse en La Catedral, según informó en su momento el diario Clarín de Argentina.
Pero, ¿Qué lo hizo cambiar de idea? El responsable de evitar semejante disparate fue su eterno rival, el estadounidense John McEnroe. “McEnroe me llamó varias veces y me preguntó que qué estaba haciendo, y creo que eso me sirvió para reaccionar porque me dije a mi mismo: ‘Borg, ¿Qué estás haciendo? ¿Te has vuelto loco?“, confesó el ganador de 66 títulos en su corta carrera.
De acuerdo con la información de Clarín, el valor en el que la leyenda sueca pudo haber vendido sus trofeos oscilaba entre los 350.000 y 525.000 dólares. Sin embargo, el destino -a través de uno de sus grandes rivales en la cancha- le dio la oportunidad de reflexionar y evitar lo que casi con seguridad habría sido una equivocación garrafal.
¿Le hubieses dado el mismo consejo que le dio McEnroe o habrías apoyado su locura?
[author title=”Andrés Matallana Avella: ” image=”https://pbs.twimg.com/profile_images/666041598975852544/hSbddU6p_400x400.jpg”]Twitter @Andresf0724. Apasionado por el tenis. Disfruto del deporte blanco dentro y fuera de la cancha[/author]
