A los 37 años, habiendo competido en el circuito mundial masculino durante 20 años sin grandes interrupciones, Roger Federer es uno de los más grandes ejemplos de la longevidad aprovechada al máximo para mantenerse en los primeros planos del planeta tenis.
Muchos se refieren a la pasión que siente el suizo por el juego. Sin embargo, y aunque sea real, muchos factores deben reunirse en el momento y en el lugar precisos para que un deportista cercano a los cuarenta años, como Roger, pueda seguir luchando en la élite.
El actual N°3 del mundo controla su tiempo y su espacio, dentro y fuera de la cancha, como ningún otro. Pero, ¿cuál es el secreto para la longevidad de su carrera? «Mi filosofía es jugar cuando estoy listo. No voy a jugar torneos solo para ver cómo me siento. Lo que hice el año pasado, y lo que también está haciendo Rafa, por ejemplo, es pensar en un calendario más liviano. Yo considero que trabajando o practicando un poco más, puedes convertirte en un mejor jugador«, aseguró el nacido en Basilea.
Y más adelante le entregó un consejo a los más jóvenes del circuito. «Espero que los jugadores que vienen no esperen hasta los 36 años para diagramar un calendario más ligero (…) Mi consejo es que empiecen a hacerlo cuando estén por los 25″. Y explicó: «Yo prefiero entrenarme en casa para prepararme, y cuando me sienta preparado, entonces sí saldré a competir para que vean mi mejor versión».
Su filosofía, cómo él mismo dice, queda plasmada en la decisión de no disputar a gira sobre arcilla en las dos temporadas más recientes. En 2017 le funcionó de gran manera -ganó Wimbledon posteriormente-, en 2018 tuvo uno que otro inconveniente, pero igual pareció una decisión sensata. Sin embargo, hace un par de días dejó la puerta abierta para una posible vuelta, al menos, a Roland Garros.
Redacción Match Tenis