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Gabriel Hurtado, un colombiano de otra cepa

por Andrés Peraza
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El juvenil bogotano se encuentra radicado en Estados Unidos desde hace cuatro años.

Son muchos los tenistas colombianos que aspiran a formarse como estudiantes y como deportistas en Estados Unidos. Usualmente, completan su etapa escolar en nuestro país y luego se trasladan hacia el norte del continente para formarse como profesionales. Pero la historia de Gabriel Hurtado ha sido prematura, si lo tenemos en cuenta esa óptima.

Se inició en el deporte blanco a los seis años, motivado por uno de sus grandes amigos de la niñez. «Yo era un niño muy gordo. Sufría de sobrepeso, así que mi papá me empezó a meter en el deporte; comencé haciendo running, pero un amigo me invitó a jugar tenis en esa época y desde el primer momento sentí la conexión», relata este joven bogotano, que se apasionó de inmediato por el deporte.

Hurtado alcanzó los cuartos de final en el ITF G3 que se llevó a cabo en el Club Guaymaral

Sus primeras derechas -y la mayoría de ellas- se vieron en las canchas del Club Guaymaral, al que considera como su segunda casa, y donde disputó recientemente el ITF G3 de Bogotá. A los 11 años, Gabriel fue incluido en el programa de Futuras Promesas de la Federación Colombiana de Tenis, gracias a su proyección y a su condición de top ten en la categoría a la que pertenecía. Pero el momento más determinante de su corta carrera aún estaba por llegar.

«Cuando tenía 12 años, mis papás me dieron la oportunidad de viajar a Estados Unidos para conocer nuevas formas de entrenamiento y adquirir mejor nivel. Siempre me sentí atraído por la cultura de ese país. Estaba muy motivado», confiesa el tenista diestro, que llegó a la Academia de Gabriel Jaramillo, en Florida.

La atracción que sentía desde pequeño por la cultura estadounidense, sumada a la inolvidable experiencia que vivió durante dos semanas en dicha academia, hizo que Hurtado se atreviera a pedirle a sus padres que le permitieran radicarse en el norte del continente. «Les dije que quería volver y quedarme vivir allá, pero en ese momento no estuvieron de acuerdo«, señala.

Transcurrió un año, volvió el verano a esa parte del mundo, y soportado en sus buenos resultados deportivos –era top 3 en la categoría sub 14-, se atrevió a pedirle nuevamente la oportunidad a sus padres, quienes aceptaron que se fuera durante un año. Pero allí surgió un nuevo inconveniente; el alza del dólar en aquella época se entrometió en sus planes y lo obligó a regresar a Colombia cuando apenas llevaba seis meses entrenando.

Sin embargo, la vida le tenía preparada una nueva oportunidad. «Por fortuna, a mi mamá le salió un trabajo en Miami y me fui con ella (…) La empresa nos cubrió todos los gastos de vivienda durante los seis primeros meses, así que pudimos utilizar ese dinero ahorrado para que yo siguiera entrenando«, recuerda este joven, que lleva cuatro años inmerso en la cultura norteamericana.

La rutina de Gabriel es tan intensa como productiva, según sus palabras. Estudia en un colegio cuyo formato se asemeja al de las universidades de ese país y tiene la posibilidad de combinar su estudio con los entrenamientos. Asiste a clase de 7:30 a 9:30 am, entrena de 9:30 a 11:00 am, y luego de un pequeño break retoma sus clases de 1:00 a 3:00 pm, para luego dedicarle tres horas más al tenis, una al entrenamiento físico y, finalmente, cerrar su extensa jornada con otra tanda de estudio entre las 7:00 y las 9:00 pm.

«Esa rutina me ha convertido en un hombre disciplinado«, asegura. «Adquirí mucha responsabilidad durante los seis meses que viví solo; creé hábitos para comer, para levantarme temprano y para organizarme a diario. En este contexto es muy fácil coger malos hábitos, pero yo supe manejarme».

Una vez se gradúe del colegio, su intención es estudiar Ingeniería Biomédica. Claro que, por ahora, es solo una opción, ya que trabaja todos los días para convertirse en tenista profesional. «Rafa Nadal es mi modelo a seguir, no por los títulos que ha ganado, sino por la pasión que demuestra en cada partido y por su actitud ante la vida. Ha sufrido muchísimos inconvenientes a lo largo de su carrera, pero siempre ha sido capaz de sobreponerse y pienso que es lo más admirable de él», expresa.

Precisamente, Gabriel le dedica tiempo de preparación al aspecto mental, ese que tanto caracteriza a la leyenda de Manacor. Parte de su formación es guiada por la colombiana Martha Cobo, quien se ha convertido en una de las grandes referentes de la psicología deportiva a nivel mundial.

Hace un par de semanas tuvo la oportunidad de volver a pisar las canchas de arcilla del Club Guayamaral, donde creció y donde siempre sentirá algo especial. «Allí crecí y jamás me voy a olvidar de las personas que contribuyeron para que hoy sea quien soy«, confiesa este joven tenista capitalino al que la estructura formativa que lo rodea, seguramente, le permitirá darse una oportunidad en el circuito mundial.

[author image=»https://pbs.twimg.com/profile_images/1122365846247096320/gFoXr9nB_400x400.jpg» ]Marcelo Becerra Concha (@Marcelob11) Disfruto conociendo el mundo del deporte desde adentro. Bogotá.[/author]

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