El color de las victorias, la sonrisa que delata que estás haciendo las cosas bien no se asomaba hace tiempo en los predios de Jelena Jankovic, la serbia que tiene el honor de hacer parte de un grupo de tenistas que tienen su espacio reservado en el Olimpo. Es marzo y la jugadora de Belgrado se siente una California Girl, el calor de Indian Wells le acompaña y le hace revivir sensaciones recónditas que tenía guardadas en un baúl polvoriento pero que reservaba más de un valioso recuerdo.
Ante Belinda Bencic por la cuarta ronda del WTA Premier Mandatory de Indian Wells, Jelena Jankovic es otra. La serbia tiene otro impulso, se le ve precisa, con la convicción como método de juego y abusando de la agresividad para tratar de descontrolar a una suiza que devuelve hasta un trueno. Fueron dos horas de máxima exigencia donde la tenista balcánica empieza con sensaciones positivas que se elevan hasta las nubes, tiene el mando de un duelo que promete ser extenso y se hace con una primera manga más que vital para quien busca estar en la ronda de las ocho mejores.
Es ver a una Jankovic casi renovada. Y el termino es casi porque cualquiera sabe que la tenista que alguna vez tocó la cima del ranking femenino tiene un nivel de juego superior al que ha demostrado en el último tiempo, la incógnita es conocer si aquella luz podrá volver a salir a flote. El cemento violeta de California es un tapete para ella, conecta sus golpes como en su época de mayor esplendor y dirime los ritmos como si estuviera al frente de una sinfonía de música clásica. Al apretar el puño se sabe que Jankovic ha regresado, o por lo menos, intenta que su más incesantes seguidores confíen en que es la misma de antes.
Pero Bencic no se rinde. La niña prodigio del tenis helvético sabe que resignarse nunca es una opción y empieza a dejar sin respuestas a la serbia, que siempre que golpeaba veía cómo le devolvían una piedra. A punta de tenacidad, la jugadora de 19 años fue capaz de hacerle ver a Jelena que estos son otros tiempos. La hoy 21 del mundo mira y mira a su banco, el color del partido empieza a tomar un tono grisáceo y le hace recordar aquellos tiempos de desesperanza donde el tenis no era su mejor aliado y la raqueta estaba tan apagada como la fogata que se sofoca cuando empieza la lluvia. «Esto no puede seguir así. Quiero volver a ser la de antes», entonaba en un solo grito Jankovic a inicios de 2013, cuando sucumbía en un hoyo tan profundo provocado por las lesiones musculares, su caída en el ranking y la edad que era casi un reloj de arena.
Sin embargo, su momento cumbre llegó en el tercer set de aquel encuentro. Estando break abajo empezó una escalada tan tremenda como si ese fuera el partido de su vida. Jankovic precisó su experiencia en la pista de California, hizo que le temblaran las piernas a la atrevida suiza y vio cómo ganaba cinco juegos consecutivos para terminar alzando los brazos y obteniendo su pase a los cuartos de final, una situación que no vivía desde agosto de 2014 cuando lo alcanzó en el torneo de Cincinnati.
Era una felicidad que terminaba con su mala racha que se extendía por siete meses. Desde aquel campeonato en Estados Unidos, la serbia tenía como ronda de 16 su mejor actuación en cualquier torneo, había caído tres veces en el partido inicial y las lesiones fueron otro traspié que no la dejaban levantar por completo. 2014 fue casi para el olvido. «Pensé que tal vez podría ser el final de mi carrera. Estuve muy mal. Cuando uno tiene una lesión de espalda como esta piensas que quizá nunca vas a ser capaz de volver a jugar a alto nivel. Seguí llevando a cabo distintas terapias, tratando de recuperarme y lo conseguí. Pero todavía hay algo en lo más profundo de mi mente que me hace ponerme muy tensa y pensar que puede volverme a pasar». La tenista de Belgrado se refiere al fatídico problema lumbar que la aquejó al final del pasado curso, situación tan grave que hasta las rutinas del día a día era imposibles de realizar. «Llegó a ser muy difícil para mí en el aspecto mental; ni siquiera podía cepillarme bien los dientes. Tienes que encontrar un nuevo movimiento para agacharte o para ponerte los zapatos incluso», reflexionó.
Pero todo paso gris puede tener su resplandor en el final y más para una tenista que supo cosechar su mejor andar a finales de la década pasada. Su momento de brillantez sucedió por allá en el 2008 cuando se dio el lujo de ser la número uno del ranking de la WTA por 18 semanas y alcanzar su primera y única -hasta el momento- final de Grand Slam en el US Open donde fue superada por Serena Williams. Hasta 2010 Jelena estuvo arriba pero todo se fue cayendo como un castillo de naipes: su nivel mermaba por las complicaciones físicas, caía en cualquier final de torneo que alcanzara y no conectaba la raqueta con la cabeza. ¿Una de las soluciones? Volver a sus orígenes: su hermano Marko Jankovic, quien le enseñó a jugar al tenis.
El cambio fue completo. Final y título en Bogotá 2013 para cortar una racha de tres años sin conquistar una corona, ese mismo año alcanzó tres partidos decisivos (algo que no vivía desde 2009) y por supuesto, un aumento en la confianza. «Había que encontrar la manera de volver a ganar y tratar de hacer las cosas bien. En los últimos años cometí un montón de errores y aprendía de ellos. Ahora, con 28 años, puedo usar eso a mi favor. Tengo más conocimiento, mucha más experiencia», afirmaba en aquel momento.
Y aunque el 2014 fue otra temporada donde todo se vio nublado, Jankovic no se rinde. La hija de Belgrado nació para ganar y en el árido Valle de Coachella todo parece tomar otro color. Uno intenso como el rosado que viste en esta oportunidad; uno tan vivo como el sol que adorna las tardes de la ciudad norteamericana por estos días. Aún tiene camino para intentar rememorar sus tiempos más alegres, el primer paso será la ucraniana Lesia Tsurenko para buscar estar en semifinales. Jankovic tiene otro color, el color de volver a sentir la felicidad de antes.
[author image=»https://pbs.twimg.com/profile_images/473258143418314752/wPCdGPjm_normal.jpeg» ]Fabián Valeth Orozco @FabianV_: Redactor en jefe de Match Tenis. Director y productor de medios de comunicación. Amante del tenis y del periodismo deportivo enfocado hacia este deporte.[/author]