El desempeño de alto nivel requiere de un aprendizaje constante. Es necesaria la búsqueda de nuevos desafíos para sacar a flote habilidades que, hasta antes de ponerlas en práctica, tal vez ni siquiera conocíamos. Esa necesidad de experimentar nuevas situaciones está presente en muchos ámbitos de la vida -incluido el deporte-; sin embargo, en el caso del tenis colombiano, la falta de torneos Futuros durante 2018 ha impedido que muchos jugadores que apenas están surgiendo afronten retos inéditos.
Ante los gastos que demanda la práctica formal del tenis, las posibilidades del grueso de los jugadores se reducen a los torneos que se organicen alrededor del país y, a veces, a las ciudades aledañas de donde habitan. Los certámenes internacionales son exclusivos para pocos. Y si a eso le sumamos la baja cantidad de torneos profesionales, la meta se aleja.
Ocho jugadoras juveniles tuvieron que esperar hasta el penúltimo mes de la temporada para estrenarse en un torneo con rivales mayores de 18 años, experimentadas y provenientes de otras latitudes. A pesar de su inexperiencia, raquetas cafeteras como Juliana Parra y Crissdaihanna Echeverría protagonizaron destacadas actuaciones; por ejemplo, la bumanguesa se coló en semifinales, dejando a una argentina -segunda favorita- en el camino. Pero lo más relevante es que ambas se toparon con un nuevo desafío, se probaron a sí mismas y, a pesar de no quedarse con el título en el ITF de Bogotá, ganaron; obtuvieron las primeras victorias de sus carreras en el plano profesional.
No obstante, dos torneos profesionales en un año son muy poco pensando en el óptimo desarrollo de las juveniles colombianas. Aunque ese es el mejor de los casos, porque los hombres no contaron con ninguna posibilidad de mostrarse en los torneos que a partir del próximo año harán parte del Transition Tour. Los Futuros masculinos que en principio iban a disputarse Armenia, Santa Marta e Ibagué, quedaron en stand by -al menos 2019- por falta de recursos.
Lo que no puede quedar en stand by es el desarrollo de los jugadores más jóvenes del país. El paso del tiempo trae consigo un nivel de exigencia cada vez mayor, por lo tanto, para garantizar un estructura que produzca tenistas competitivos hay elevar la calidad -y en el caso particular de la próxima temporada- la cantidad de certámenes en los que los representantes nacionales puedan foguearse y adquirir nuevas herramientas para sus carreras.
El ejemplo estuvo en Cúcuta y en Bogotá, donde Gabriela Macías y Mariana Carvajal, entre otras, firmaron sus primeros triunfos en la categoría de mayores. Los marcadores finales son anecdóticos; allí lo que realmente vale es la oportunidad de experimentar situaciones que los jugadores más jóvenes capten como aprendizaje para traducirlo en crecimiento.
[author image=»https://pbs.twimg.com/profile_images/742066367357161472/-CXpz_zc_400x400.jpg» ] Marcelo Becerra Concha (Twitter: @Marcelob11) 24 años. Periodista especializado en deportes. [/author]