La cotidianidad de un jugador que está dando sus primeros pasos en el tenis consiste en trasladarse de la casa al club donde entrena y viceversa. En muchos casos combinan esta rutina con su asistencia al colegio, aunque también hay quienes optan por estudiar virtualmente, ya que su objetivo es alcanzar el profesionalismo. Este es el caso de Natalia Correa, una chiana de 15 años que tiene un privilegio del que pocos gozan: vivir a escasos metros del lugar donde más disfruta pasar el tiempo.
El Club Lagos de Chía -ubicado en el municipio aledaño a la capital colombiana- ha sido el hogar de la familia Correa desde hace varios años. También es el lugar en el que Natalia se probó por primera vez en el deporte blanco -a los cuatro años- y aquel en el que se prepara todos los días para competir en el circuito nacional, además de ayudarle a su padre Humberto durante los cursos infantiles que se realizan llevan a cabo los fines de semana.
«Lo que me enganchó con el tenis fue la disciplina», asegura, aunque lo que la enamoró definitivamente fue «viajar por todo el país y conocer amigas que comparten mi pasión por este juego. Son cosas que me motivan a entrenar todos los días y a seguir trabajando por alcanzar lo que sueño».
A su edad sería apenas normal que la falta de constancia amenazara con obstaculizar sus planes; sin embargo, demuestra particular madurez al explicar que es consiente que no todos los días pueden darse como ella quisiera. «Claro. Ha habido momentos en los que preferiría no entrenar, pero son solo altibajos (…) Es cuestión de saber que no todos los días pueden ser perfectos y mentalizarme para seguir esforzándome«, asegura Natalia.
Su rutina está compuesta por sesiones de entrenamiento -cada mañana- de lunes a viernes, dos días de trabajos enfocados en su preparación física y, esporádicamente, entrenamientos vespertinos bajo las indicaciones de Julián Castro, su entrenador. Los fines de semana se mantiene ligada al tenis, aunque en otra faceta, ya que -junto a sus hermanas Tatiana y Gabriela- se encarga de dirigir los cursos infantiles en el Club Lagos. «Pienso que es una buena manera de educarlas, de enseñarles a valorar y de que sientan que son un equipo«, asegura su padre, quien les reconoce un porcentaje de dichas actividades para que sean ellas mismas quienes adquieran sus implementos deportivos.
«La relación con mi papá es muy buena. Siempre me aconseja, pero procura no meterse en el trabajo que hago con mi entrenador. Simplemente lo veo con mi papá y no siento ningún tipo de presión. Hemos sabido llevar la relación», explica Natalia.
Natalia junto a su padre Humberto en la premiación del torneo COSAT que se disputó a finales de julio en el Club Guaymaral
En los planes de esta juvenil colombiana está, por supuesto, el sueño de competir en el circuito WTA. Sin embargo, sabe que es importante considerar otras alternativas para su futuro. «En caso de que no pudiera jugar al tenis profesionalmente, me gustaría ir becada a la universidad para no deja el deporte de lado (…) Son muy buenas oportunidades para mi futuro», confiesa la jugadora de 15 años, a quien le interesa el Derecho y las Ciencias del Deporte.
Desde hace un año no asiste al colegio, debido a que los horarios le impedían prepararse adecuadamente para los torneos a nivel nacional, por lo que decidió estudiar virtualmente. «Estudiar de esta manera requiere de mucha autonomía y, sobretodo, convicción, porque no tienes la posibilidad de compartir con tus compañeros de clase», sostiene. «Es un esfuerzo diario por cumplir con mis labores sin estar metida en el ambiente del colegio».
Gracias a la decisión que tomó en 2018, Natalia ha tenido la oportunidad de competir en ciudades como Medellín, Cartagena, Villavicencio, Yopal ,Ibagué, Manizalez, Pereira y Cali. Pero su deuda pendiente es disputar un torneo en suelo extranjero. «Me gustaría conocer Perú, Bolivia o Estados Unidos«.
Durante la última semana de julio cumplió un gran papel en la Copa Liga de Tenis de Bogotá -disputada en el Club Guaymaral- donde fue finalista en la modalidad de sencillos y campeona en la modalidad de dobles, obteniendo el título junto a la también colombiana Sarah Daza.
Natalia Correa y Sarah Daza, campeonas en Bogotá
Se considera ferviente admiradora de la historia que han escrito Roger Federer y Serena Williams, sin embargo, su sueño es jugar en el reino de Rafael Nadal, Roland Garros, por ser el único Grand Slam que se disputa sobre la superficie en la que se ha formado. En lo que respecta al tenis nacional, admira la actitud de María Camila Osorio.
«Su actitud es algo que me llama mucho la atención, y pienso que ha sido algo muy importante para que hoy sea la mejor jugadora del país», expresa Natalia, quien tuvo la oportunida de verla en la más reciente edición del Claro Open Colsanitas, donde la cucuteña alcanzó los cuartos de final.
[author image=»https://pbs.twimg.com/profile_images/1122365846247096320/gFoXr9nB_400x400.jpg» ]Marcelo Becerra Concha (@Marcelob11) Disfruto conociendo el mundo del deporte desde adentro. Bogotá.[/author]
