Soderling y la mononucleosis: «Después de retirarme, pude aceptarlo y descubrir cómo vivir mi vida nuevamente»

El sueco relató cómo superó la prueba que le puso la vida en el mejor momento de su carrera tenística.

El nombre de Robin Soderling quedará tatuado en la historia del tenis mundial, y por supuesto, en los libros de Roland Garros, donde once años atrás se convirtió en el primer rival capaz de vencer a Rafael Nadal sobre la arcilla parisina.

Aquel triunfo fue una muestra de su potencial en el circuito y pudo ser la catapulta de una extraordinaria carrera; sin embargo, los problemas de salud se interpusieron en sus planes para enseñarle a valorar la vida en un sentido más integral. A continuación, repasamos la estremecedora historia que narró el sueco en Behind The Racquet:

«Fue extremadamente difícil tomar la decisión de retirarme. Jugué mi último partido con apenas 27 años, pero en mi cabeza aún me quedaban muchos años más en el tenis. Estaba en la cima de mi carrera cuando me enfermé de mononucleosis, que apareció unos dos años antes de retirarme. Mucho tiempo antes de que me diagnosticaran, me sentía estresado, cansado y realmente descuidado, pero a pesar de todo seguí jugando. Me enfermaba todo el tiempo porque mi sistema inmunológico estaba débil, pero seguí presionando. Interiormente, sabía que algo andaba mal, pero todas las pruebas que hicieron los médicos dieron buenos resultados. A pesar de que estaba jugando bien, estaba atravesando muchos altibajos, hasta que fui diagnosticado con mononucleosis.

Siento que la combinación entre mi mal sistema inmunológico y la sobrecarga de entrenamientos me afectó. La mononucleosis era lo último que podía soportar mi cuerpo. Los médicos dijeron que lo obtuve por primera vez en Indian Wells 2011 y no fue tan malo al principio, pero empeoró después de mi último torneo en Bastad. No salí de mi casa por seis meses. Después de aproximadamente un año comencé a sentirme mejor. Entrenaba y poco a poco aumentaba la intensidad, pero luego volvían los síntomas. Me cansaba muy fácil y la fiebre volvía. Seguí así durante años y fue realmente frustrante. Traté de regresar en tres años diferentes y en todos fue imposible. Acepté que tal vez nunca podría volver.

Cuando tomé la decisión de parar definitivamente fue difícil, pero también sentí un poco de alivio. No tuve que luchar para volver y vivir en esta incertidumbre. Después de tomar la decisión, finalmente pude aceptarlo y descubrir cómo vivir mi vida nuevamente. Fue un sentimiento extraño durante, porque no me importaba el tenis. Fue un buen descanso. Cuando te enfermas de verdad empiezas a darte cuenta de que tu salud es lo más importante. Es una locura, porque durante mi carrera el tenis era lo único que me importaba. En este punto solo me importaba mejorar, era simple.

Después de algún tiempo, veía por televisión a jugadores a los que solía enfrentar y deseaba estar nuevamente en la cancha, compitiendo. Fue bastante duro desde lo mental. Durante mi primer año fuera del circuito no hice ninguna actividad física, porque no quería agravar nada. Me llevó unos cinco años volver a un punto en el que podía entrenar como quisiera, pero sentí que ya había pasado un período demasiado largo para volver al tenis. Yo tampoco tenía la energía para hacerlo.

Soderling posando para la foto característica de Behind The Racquet

No culpo a algo en específico por lo que me ocurrió. Ser un atleta de élite en cualquier deporte no es fácil. Hay momentos en los que me culpo a mí mismo. Hubo momentos en mi carrera en los que desearía haber podido dar un paso atrás o no tomarlo tan en serio. Vivía en esta burbuja donde todo era tenis. A medida que pasaron los años, y a medida que fui mejorando, me llevé más y más cosas que disfrutaba hacer. Pensaba que esto era lo que tenía que hacer para ser lo mejor que podía ser. Valía la pena si ganaba mis partidos y el ranking mejoraba, pero si no lo hacía, sentía que todo estaba jodido. Es fácil ver el tenis de manera diferente después del retio. Ahora lo veo solo como un deporte.

Mi mayor problema fue no tener ese interruptor de encendido y apagado. No podía cambiar mi mentalidad entre partidos, prácticas y situaciones fuera de la cancha. Sabía muy bien qué tan largas son las temporadas de tenis, que básicamente no hay descanso. El tenis no hace que sea fácil «apagarlo» y tienes que encontrar formas durante la temporada para cuidarte realmente, cuidar tu cuerpo y descansar. Miro hacia atrás y deseo tener algo más que tenis. Ojalá pudiera haber estudiado al menos alrededor de los 20 o 21 años cuando ya estaba empezando a pensar en la vida después del tenis. La carrera de tenis de cualquier persona no es muy larga, siempre habrá un después y llega más rápido de lo que piensas. Tener algo más para pensar y dejar a un lado el tenis en ocasiones, te permitirá sentir menos presión. Pensé que tenía que ser serio todo el tiempo, que solo debía pensar en el tenis. No creo necesariamente que sea la forma correcta. Está bien si tu mente está en otra parte para respirar un poco.

La gente siempre habla de cuando vencí a Rafa Nadal en Roland Garros 2009. Por supuesto que fue un gran sentimiento. No creo que nadie en el mundo esperara que gane ese partido. Fue difícil porque justo después de estrecharme la mano me di cuenta de que no se trataba de la final. Pensé: ‘Está bien, no seas demasiado feliz, no te relajes demasiado’. No quería ser ese tipo que vencía a Rafa, pero que luego caía en la final. Solo quería mantener la concentración porque si te relajas aunque sea un poco, pierdes un partido, como una final de Grand Slam. En ese momento no me di cuenta de cuán grande fue un logro. Recuerdo volver al vestuario y recibir unos 350 mensajes. Comencé a darme cuenta que era una gran cosa. Aprecio todo el apoyo que recibí ese día y que sigo obteniendo por ganar ese partido, pero la historia más grande es Nadal. Nunca más volveremos a ver a alguien que gane 12 veces Roland Garros».